El proyecto de Galeras fue el más polémico de los pocos que el gobierno de Ángel Currás tuvo tiempo de poner en marcha. Pronto se topó con la oposición frontal de los vecinos del barrio, que a principios de febrero pasado iniciaron las movilizaciones junto a la zona verde vallada que resultaría invadida por el acceso al párking subterráneo. Luego repetirían las concentraciones con periodicidad semanal. La entonces concejala de Urbanismo, María Pardo, que reiteradamente dijo que la obra iría adelante contra viento y marea, contribuyó a crispar más la situación al personarse en una de las primeras concentraciones y afirmar luego que los vecinos eran manipulados por «intoxicadores profesionales». La plataforma llevó el proyecto a la fiscalía y al contencioso-administrativo.