El Santiago Futsal irradia ilusión

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los jugadores del Santiago Futsal dedicaron la jornada de tarde al trabajo en el gimnasio.
Los jugadores del Santiago Futsal dedicaron la jornada de tarde al trabajo en el gimnasio. marta ferreiro< / span>

 A la espera de Lucas Bolo, la plantilla trabaja ya a las órdenes de Santi Valladares

04 ago 2015 . Actualizado a las 10:28 h.

Hace trece años, bajo la bandera Lobelle, era el club más modesto de la entonces llamada División de Honor. En el 2006 llegó a proclamarse campeón de Copa. Las arcas no fueron ajenas a los tiempos de crisis, hasta el punto de que la pasada campaña el club consiguió superar con éxito un proceso concursal. Y ahora, otra vez con uno de los presupuestos más humildes de la categoría, arranca una nueva singladura en la élite.

Por sus filas pasaron nombres ilustres como los de Alemao, Betão, César, Ciço, Carlinhos o Toni Lodeiro, entre otros. En sus filas se hicieron internacionales Pola, Aicardo, Raúl Campos y Diego Quintela. Y en tiempos de estrecheces económicas supo recurrir a mercados como el de la categoría de bronce.

Pero en todo este tiempo de tantos avatares hay una cosa que no ha cambiado en el Santiago Futsal: su imagen de marca y un código genético que lo identifican como un club inconformista, que no conoce la resignación.

De Japón a Sar

Esas señas de identidad valen para el proyecto que liderará desde el banquillo, una temporada más, Santi Valladares. El técnico llegó el domingo de un periplo de quince días en Japón, donde el Santiago Futsal ha sabido conquistar terreno como referente del fútbol sala. Y, sin casi tiempo para cambiar de registro, el entrenador ya se enfundó el chándal de faena para encarar una temporada que aparece asociada en todos los rincones a la palabra ilusión.

A la primera cita solo faltó el argentino Lucas Bolo, pendiente de un trámite burocrático para poder viajar a Compostela. Tampoco se desplazó su compatriota Gallego Rodríguez, que ultima gestiones para desvincularse del club.

Uno de los jóvenes veteranos de la plantilla, Diego Quintela, que además oficiará como capitán esta temporada, es de los primeros en lanzar un discurso entusiasta . Jugará en calidad de cedido por el Barça. «Para mí -apunta el pívot de Arzúa- esta campaña es muy parecida a la del salto al primer equipo, cuando Tomás me dio la oportunidad. Tengo ganas de demostrar por qué me fichó el Barça y devolverle al Santiago todo lo que ha hecho por mí estos años y por conseguir que siga aquí un año más. En general, veo mucha ilusión».

En términos similares se pronuncia Antonio Diz, que tras toda una vida en el Prone encara su primera experiencia fuera de Lugo: «A muchos compañeros los conocía de jugar contra ellos o de coincidir en selecciones gallegas. Y está Hugo, con el que compartí camiseta. De todas formas, para mí es algo totalmente nuevo y lo afronto con mucha ilusión. Ahora lo que toca es trabajar y tratar de convencer al cuerpo técnico para tener minutos, que van a estar muy competidos».

Un retorno con galones

Para el retornado David Palmas la de ayer fue una jornada de mezcla de sensaciones: «Han cambiado bastantes cosas. Algunas me recuerdan a mi anterior etapa, otras no. Sobre todo porque quedan ya muy pocos jugadores. De los que están, solo coincidí con Marcos y Diego. Es como volver a casa, pero con gente nueva. Y ahora soy el mayor de la plantilla, algo que no me había pasado nunca. Se ve mucha ilusión en el grupo, un equipo con hambre, con ganas de recuperar viejas aspiraciones».

La de ayer fue una primera toma de contacto, protocolaria por la mañana y de reencuentro con el gimnasio por la tarde. A partir de hoy y hasta el domingo ya no habrá tregua.

El cuerpo técnico ha programado dobles sesiones de trabajo para esta semana, centradas en el apartado físico en horario matutino. La parcela táctica, en el pabellón de Santa Isabel, queda para la jornada vespertina.