El ataque de los #tontosdelbulo

SANTIAGO

02 abr 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

No es ninguna novedad. Pasó con la crisis del ébola, con los atentados de París y, de nuevo, con los ataques en la capital belga. En tiempos convulsos y sensibles, y a pesar de que son conocidas las consecuencias legales que puede conllevar iniciar bulos en las redes sociales (desde una dura multa hasta, incluso, penas de prisión), aún hay usuarios irresponsables, bautizados por la Guardia Civil como «#tontosdelbulo», que no dudan en querer reírse a costa del miedo, de la inocencia y de la lectura poco crítica de los demás. Una moda peligrosa difícil de frenar, máxime si los infundios se disfrazan de noticias.

En los últimos días una captura manipulada de un medio en la que se alertaba de que dos supuestos yihadistas, que planeaban atentar en Compostela y derribar la Catedral, habían sido detenidos en Lavacolla, confundió a no pocos lectores. Ni lo poco meditado de la noticia ni su estilo burdo impidió que se difundiese. Tampoco el hecho de que hayan sido muchas las ciudades españolas «atacadas» por una intoxicación informativa que ha llevado, incluso, a Interior a desmentirla. Los autores del embuste no calibraron (aunque su intención pueda haber sido solo jocosa) el miedo siempre latente a que Santiago, uno de los grandes destinos cristianos, se convierta, a pesar de la ausencia de amenazas explícitas, en objetivo.

Es fácil que en medio de la vorágine informativa y entre imprecisiones se pueda perder la calma (también digital), pero ante la duda lo más sencillo y apropiado es corroborar la noticia en medios y fuentes oficiales. También, desconfiar (casi siempre) de alarmismos. El bulo se puede frenar si no se comparte.