Gozo

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Compostela redescubre el Monte do Gozo, un espacio que se dejó desfallecer después de aquellos gloriosos xacobeos de grandes conciertos y que ahora, con la perspectiva del 2021, debe hacerse un hueco como un espacio para disfrute de vecinos, peregrinos y turistas, como un gran centro de ocio para la ciudad que no sea flor de un xacobeo o una capitalidad cultural como ocurrió en el pasado. El indudable tirón del área de baño que estos días ha devuelto la vida al complejo y la disponibilidad de espacios para el deporte, el juego o el paseo, es un buen punto de partida, como demuestra la excelente acogida que ha tenido. Pero la nueva etapa que abre la Xunta -con una notable inversión para resucitar el complejo, de momento ya van 1,7 millones de euros- requiere atinar ante dos retos: conseguir que los compostelanos miren hacia el Monte do Gozo y no solo sean los peregrinos quienes lo hagan en sentido inverso, para lo cual se requiere una oferta de ocio atractiva más allá del chapuzón veraniego y una mejora notable en la accesibilidad; y acertar con la gestión sobre la base de un mínimo atractivo de rentabilidad en la explotación del complejo. El Monte do Gozo no debe ser otro roto en el bolsillo de todos los gallegos, sino que tendrá que generar recursos para sostenerse, porque todo gratis está bien para el pasen y vean pero no puede ser un lastre para la concesión de un servicio que, no obstante, es público al igual que otros de la ciudad que cobran una moderada entrada. O Gozo tiene mucho más potencial que esa clientela fija que es la multitud de peregrinos que por allí pasan. Y estos, por fin, podrán disfrutar de una antesala digna de su llegada al Obradoiro.