A lo que va a obligar la reparación de la Catedral, cuando los andamios se levanten en su interior, es a reducir el aforo interno. La disminución del espacio utilizable va a ser muy elevada, de forma que un gran número de personas no va a poder acceder al mismo tiempo a la basílica. Y las ceremonias religiosas van a verse restringidas, sobre todo las multitudinarias. Las misas en las capillas para extranjeros habrán de aguardar a mejores momentos. En el propio altar mayor, cuando la actuación alcance al cimborrio, los trabajos obligarán a cambiar el ara de las celebraciones de sitio.
Aunque las intervenciones restauradoras no tienen un plazo exacto en un edificio de las características de la Catedral, la previsión de los responsables de la misma apuntan a que los trabajos de las torres de la fachada y el Pórtico estarán culminados en febrero, y a partir de ahí vendrán los tejados, que motivarán la imposición de medidas restrictivas y la reducción del aforo.
En todo caso, el deán Segundo Pérez resalta que el curso de las obras indicará el margen de restricciones a realizar en la basílica. «Eu non sei agora mesmo os días que vai estar o botafumeiro sen funcionar nin en que momento do 2018», señala como ejemplo.