Julia Tábora: «En Latinoamérica la sociedad es más visceral, más pasional»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

«El 80 % de los equipos de campaña en los que participé estaban formados por hombres»

24 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Justo antes de irme a América Latina estaba aterrada por todo lo que iba a cambiar mi vida, pero leí en un libro: ‘Aunque tenga miedo, hágalo igual’». Julia Tábora (Santiago, 1980), quien posee una dilatada trayectoria como asesora de prensa y comunicación corporativa, regresó a casa hace un par de años «con toda la ilusión del mundo» para continuar en Galicia su carrera profesional «rodeada» de la gente que ama. «Ahora continúo ayudando a empresas e instituciones gallegas en estrategias de comunicación y formación de portavoces, pero creo que aún hay un largo camino que recorrer para concienciar sobre la importancia de la comunicación como un eje estratégico de cada organización», advierte.

Licenciada en Periodismo por la madrileña universidad de San Pablo CEU, afirma que aquellas firmas o entidades que no pongan la comunicación corporativa en manos de profesionales o no midan su reputación no podrán competir en el mercado.

Tábora se inició en empresas e instituciones para pasar a continuación por la poderosa industria farmacéutica, antes de desembarcar en la comunicación política en la República Dominicana, Haití, Aruba y Curazao. «Desarrollé campañas a alcaldías y a primer ministro, y una vez que nuestro candidato, Michel Martelly, ganó las elecciones en Haití, me quedé como responsable de prensa de la Oficina de la Presidencia. Fue una posición que requería mucha sensibilidad». Admira a Dilma Rousseff (Brasil) y a Hillary Clinton (Estados Unidos) porque «lograron derribar barreras y por su contribución a visibilizar a la mujer en la política, así como a posicionar en el mundo el liderazgo femenino»; y a José Mujica (Uruguay) «por sentar el paradigma de que otra forma de gobernar es posible». En España, desde un punto de vista «estrictamente» técnico, destaca el «liderazgo» de Albert Rivera y la «permanente lucidez comunicativa» de Íñigo Errejón. Las diferencias que aprecia, en términos generales, residen en que en Latinoamérica la sociedad es «más visceral, más pasional; y esto se refleja en el tipo de campañas y en los elementos que se utilizan para sensibilizar y convencer al electorado». Sin embargo, se teme que en España se estén siguiendo tendencias similares. Añade que allá «beben mucho» de corrientes del márketing político norteamericano, «aunque también tienen su estilo propio». Cree igualmente esta consultora en comunicación que sienten «afinidad y aprecio» por España.

Tábora también tuvo la oportunidad de desarrollar proyectos de responsabilidad social para la Fundación Víctimas del Terrorismo, en Colombia, y para la Red Iberoamericana de Entidades de Personas con Discapacidad. «De ambas experiencias aprendí a valorar las cosas pequeñas. De las historias atroces que conocí me sorprendió la capacidad de sobreponerse que tiene el ser humano». La periodista, que vive su trabajo «con pasión», dice que el ámbito de la consultoría política es «tradicionalmente» masculino: «Creo que debería haber más oportunidades para la integración de la mujer en este sector. En las campañas en las que participé, el 80 % de los equipos estaban formados por hombres, pero debo decir que nunca me sentí discriminada».

Explorar, viajar y «mimetizarse» con cada ambiente en el que se instala, «ya sea por trabajo o por placer», son sus principales aficiones. «Tuve la oportunidad de convivir en Nicaragua con el equipo de la oenegé española Casas de la Esperanza y fue la experiencia más gratificante de mi vida, tanto que repetí un año después. Allí vi a personas viviendo en circunstancias miserables, cuya generosidad era asombrosa», concluye Julia.

Protagonista. De vuelta en Galicia, la comunicadora compostelana Julia Tábora tiene una amplia trayectoria como consultora en Latinoamérica, donde desarrolló campañas electorales en varios países, así como proyectos de responsabilidad social. También colaboró con una oenegé en Nicaragua