«Váiase, señor Noriega», resume Hernández la crítica al alcalde, por «inoperancia, sectarismo e pasotismo»
SANTIAGO
Firmará un contrato «capital» con la ciudad que incluirá 27 cláusulas o medidas prioritarias para rescatarla del «desleixo» de Compostela Aberta
19 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El alcaldable del PP en Santiago, Agustín Hernández, se despachó ayer a gusto al hacer balance de la gestión del gobierno de Martiño Noriega y anunciar su compromiso con 27 medidas prioritarias para «construír un Santiago que se alonxe do desleixo no que a ten afundida Compostela Aberta dende hai catro anos».
Para Hernández, la capital presenta «a súa peor cara» tras el mandato de Noriega, que calificó de «frustrante, cunha total falta de proxecto e de rumbo, polo que o PP está seguro de que, máis que nunca, é necesario desprenderse desa néboa que non nos deixa vivir o noso Santiago». Anunció que «para saír dese bucle» en los próximos días firmará solemnemente un contrato con la ciudad, «un contrato capital», que incluirá 27 cláusulas o medidas entre las que están incluidas las que ya presentó públicamente: la mayor reducción de impuestos en la historia de la ciudad, el nuevo aparcamiento de la avenida da Coruña, que conllevaría la recuperación del campus sur; y la demolición, este mismo año, de la Casa da Xuventude, para abrir al centro de la ciudad histórica y recuperar el parque de Belvís.
Hernández dijo que estas cláusulas son imprescindibles para recuperar la ilusión y que servirán asimismo para encarar «como se merecen» los años santos del 2021 y 2027, motivo este por el que elige el número 27 como la cifra de las propuestas centrales de su programa y también porque 27 serán los vecinos que integrarán la lista del PP.
El candidato popular enfatizó tres calificativos que justifican su reiterado «váiase, señor Noriega»: «Inoperancia, sectarismo e pasotismo». Hernández insistió en que la ciudad está abandonada, sin mantenimiento en sus zonas verdes, sin renovación de los autobuses urbanos, una limpieza viaria y recogida de basura obsoletas, y con un casco histórico «abandonado á súa sorte, onde ninguén fixo nada por aprobar o seu Plan Especial, imprescindible para a súa correcta evolución». Hernández pintó un panorama de contratos vencidos, licitaciones anuladas, retrasos de los expedientes, el «esperpento» de los comedores escolares, improvisación y falta de planificación, obras inacabadas, malgasto del dinero público y «desaparición» del Consorcio.