Ramón Sabín: «La Pokémon perjudicó a muchos por imputaciones que quedaron en nada»

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

En sus 35 años de ejercicio, el letrado ha participado en asuntos complejos como el «Mar Egeo» o la Fundación Cela

23 abr 2019 . Actualizado a las 00:01 h.

Ramón Sabín (Miño, 1958) siempre quiso ser abogado. Estudió derecho en la USC y en 1984, con 26 años de edad, montó su primer despacho en Noia. Seis años más tarde amplió e inauguró bufete en Santiago. Ambos siguen funcionando hoy en día y en estos 35 años de profesión el letrado ha estado en muchos de los casos más sonados que ha habido en Galicia. Desde los de los desastres del Mar Egeo y el Prestige pasando por la operación Pokémon y la Fundación Cela.

-¿Cómo ha cambiado la profesión de abogado en estos 35 años que lleva usted ejerciendo?

-Ha cambiado mucho en la forma de trabajar y también en la manera de anunciarte o de llegar al cliente. Antes era impensable poder hacer publicidad, estaba rigurosamente prohibido. Las placas que poníamos en las puertas tenían que tener unas medidas determinadas y si eran de mayor tamaño de lo que estaba establecido por las normas del Colegio de Abogados te llamaban la atención. Hoy en día todo eso ha cambiado y hay grandes despachos que tienen incluso comerciales, visitadores y publicidad en la Red y en la televisión. Además, antes, para estudiar jurisprudencia tenías que coger los Aranzadi [señala los cientos de tomos que hay en la biblioteca del despacho], cuando hoy la mayoría pagamos una cuota para recibir este servicio online.

-¿Los Aranzadi se han quedado de decoración?

-Básicamente. No sé de cuándo serán los últimos que tenemos, pero creo que del 2004-2005 en adelante ya dejamos de recibirlos en papel. Son muchos los cambios. Mi primera inversión en 1984 en mi primer despacho fue comprar un ordenador y me preguntaban los compañeros que para qué quería eso, que qué sentido tenía un ordenador para un abogado. Claro que en aquella época no había Internet y yo el ordenador lo usaba exclusivamente como procesador de texto.

-Quizás aquello le supuso una ventaja frente a los que no le veían utilidad.

-Pues la verdad es que sí, porque yo en aquella época era abogado externo del antiguo Banco de Bilbao y en Noia tenía infinidad de asuntos por mora. Me daban las demandas por feixes. Yo he llegado a presentar 25 demandas en un solo día y las tenía que hacer yo solo, porque en aquel momento estaba solo, no como ahora que somos ocho en el despacho y porque no hemos querido crecer más.

-Mejor ser prudentes, ¿no?

-Es que después llegan las vacas flacas, como pasó aquí en Galicia con la huelga de funcionarios de Xustiza y...

-¿Les afectó tanto?

-Mucho, ¿cómo no te va a afectar si no se tramitaba nada en el juzgado? Nosotros vivimos de eso. Hubo despachos que incluso tuvieron que cerrar.

-Ha estado en muchos asuntos sonados. También en el de la operación Pokémon. ¿Cómo valora que el Consejo General del Poder Judicial haya expedientado a la jueza instructora, Pilar de Lara, por su actuación en este caso?

-No conozco exactamente los motivos del expediente más allá de lo que leo en prensa, pero sí hay un refrán que dice que quien mucho abarca poco aprieta. Considero que esta señora es una gran magistrada, que nos sorprendía el conocimiento que tenía de las causas, pero creo que en un procedimiento no puedes tener a 200 imputados, tendrás que tener a cuatro o cinco y atender a las cuestiones que son verdaderamente relevantes. No se puede actuar a impulsos o por meras sospechas.

-¿Ha habido un gran perjuicio para muchas personas?

-Muy grande e irreparable, porque la Pokémon perjudicó a muchos por imputaciones hechas a bombo y platillo que después quedaron en nada. Y muchos han tenido que dejar su carrera política por ello cuando estoy convencido de que parte de las investigaciones van a ser sobreseídas porque no hay base para sostenerlas. También creo que la clase política, en un momento dado, se autoimpuso unas normas sobre las dimisiones excesivamente rigurosas. Por el hecho de estar imputado nadie debería dejar su carrera política. Me atrevería a decir que eso no debería pasar hasta el momento en que haya una sentencia en firme, que por algo existe la presunción de inocencia, pero al menos habría que esperar a que haya acusación pública y se abra juicio oral.