Sabín considera que experiencias como la operación Pokémon deben hacer que la sociedad se replantee algunas cuestiones sobre los códigos éticos que se exigen en los partidos políticos, porque advierte que «una persona desaprensiva puede provocar la investigación de una persona por meros intereses espurios y después no hay nada detrás».
-Algunos partidos que exigían dimisión ante toda imputación no lo han hecho cuando los afectados han sido ellos. En Santiago pasó con Jorge Duarte (Compostela Aberta), que fue investigado, se negó a cesar como concejal y luego se archivó su causa.
-Sí, lo exigían hasta que les tocó a ellos. Pero claro, argumentaban que ellos eran inocentes.
-También lo acabaron siendo los ediles del PP juzgados por aprobar que el Concello pagase la defensa legal de un compañero.
-Efectivamente. Dejaron sus cargos y al final la Audiencia Provincial los absolvió. Yo llevé la defensa de uno de ellos en ese recurso de apelación y me pregunto por qué a algunos de ellos, que eran muy válidos, su partido, el PP, no los recuperó después.
-¿Es su especialidad, penal, por las graves repercusiones para el implicado, algo así como la oncología del derecho?
-No, no necesariamente. Aunque es cierto que el procedimiento penal pone muy nervioso, aunque a veces hay cosas que son mucho más graves y difíciles. A veces, una mala defensa en un asunto civil o mercantil te puede llevar a la ruina económica.
-¿Cuál diría que es la salud de los juzgados de Santiago?
-Son muy eficaces, aunque los abogados siempre queremos más y que los asuntos que presentemos hoy se resuelvan ayer [bromea]. La Justicia en los últimos años se ha saneado mucho y la verdad es que tenemos una Justicia de mucha calidad.