Otra marca, no

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

16 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Que al Clúster de Turismo le hacía falta una renovación lo sabía cualquiera del sector. Esa renovación ­-calculada, sin los vuelcos tremebundos a que nos tenía acostumbrado el siempre fracturado turismo gallego- se produjo hace pocos meses, y aunque lo cierto es que sigue siendo un organismo (o lo que sea) poco claro sin que ello apunte en absoluto a irregularidad alguna, sí hay una oportunidad de convertirlo en algo útil. Porque seguro que usted no tiene ni idea de cuál es su utilidad. De manera que a su nuevo presidente, Cesáreo Pardal, persona curtida en mil batallas, hay que darle un plazo para que demuestre lo que seguro sabe hacer, y sobre todo que abra a la sociedad las puertas. Porque recibe dinero público.

Dicho eso, también resulta casi inevitable que el recién llegado meta la pata alguna vez. Y Cesáreo Pardal acaba de hacerlo. En declaraciones a este periódico se descolgó afirmando que, visto que dos de cada diez concellos gallegos tienen al menos un establecimiento de turismo rural, considera «indispensable» que cuenten con una marca de calidad propia.

Hay que leerlo dos veces para asegurarse. Quizás fue un lapso. Porque ya está bien de que cada gallego tenga una idea y quiera llevarla por su cuenta a la práctica sin considerar el trabajo que hay atrás. Ya contamos con Galicia Calidade, una marca idónea con el fin de distinguir todo tipo de productos que puedan presumir de eso, de un nivel de calidad mínimo que por fuerza tiene que ser alto. Porque si al potaje de marcas que sufrimos por nuestra geografía adelante le echamos una más, el visitante no va a entender nada. Feijoo prometió alto y claro en el 2018 potenciar Galicia Calidade. ¿Cuándo, presidente?