González Lopo: «San Roque no es patrón de Santiago, pero sí muy importante para la ciudad»

SANTIAGO

El historiador sostiene que el santo no nació en Montpelier, sino en Italia
15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Pocas personas saben tanto sobre san Roque y del voto que hace más de 500 años le hizo Santiago para que le librara de la peste que Domingo Luis González Lopo -autor de una tesis titulada Las mentalidades religiosas del Antiguo Régimen en la Galicia occidental que obtuvo sobresaliente cum laude y premio extraordinario de doctorado-, profesor de Historia en la Universidade de Santiago (USC) y miembro de la Cofradía de San Roque compostelana. El santo, que se celebra el 16 de agosto, cobra ahora mayor relevancia en estos tiempos del coronavirus porque es el gran valedor contra las epidemias en la iconografía cristiana.
-Antes de nada, sáqueme de dudas. ¿San Roque es o no es patrón de Santiago?
-San Roque no es patrón de Santiago, pero sí es un santo muy importante en la vida de la ciudad porque en un momento determinado, en 1517, hay un episodio de peste y se decide por parte del gobierno municipal y con el apoyo del cabildo [de la Catedral] hacer un voto a san Roque. Es un momento en el que yo estoy convencido de que la devoción está entrando, san Roque es entonces una novedad en el panorama devoto gallego, porque aquí el gran defensor contra la peste era entonces san Sebastián, y por ello no es una causalidad que esté también en la capilla. La peste es un peligro que asusta mucho y se decide acudir sin duda al que en ese momento empezaba a tener valimiento importante en el sur de Europa. Se hace el voto y a partir de ese momento san Roque se convierte en un valedor, en un protector de la ciudad, pero obviamente no tiene categoría de patrono.
-¿Y de dónde surge esa creencia que está tan extendida?
-Bueno, cuando las instituciones de más peso en la ciudad en aquel entonces, el consistorio y el cabildo, tienen para con él todo lo que implica el voto, que es llevar a cabo unas ceremonias que implican la presencia de forma solemne en la capilla y con la procesión correspondiente, pues puede dar lugar a esa confusión, sobre todo por aquellos que viven en el presente, en un mundo completamente distinto al de entonces y que no distinguen bien lo que son las diferentes pautas de comportamiento institucional. Si el cabildo y el Ayuntamiento van a la capilla y realizan estas ceremonias, habrá quien pueda pensar que es porque es el patrón, pero no es así. Es una confusión por falta de conocimiento. Los patrones de Santiago son santa Susana y Santiago, claro.
-¿Cómo ha sido esa relación tan especial y prolongada entre el santo y la ciudad?
-Han sido 503 años de reconocimiento que, salvo épocas muy recientes [los cuatro años de gobierno de Martiño Noriega y Compostela Aberta] se ha mantenido en el tiempo. Una relación que se ha vivido, por parte de la institución [la Cofradía de San Roque] y por parte de la ciudad de manera normal y durante mucho tiempo incluso entusiasta. Hay que tener en cuenta que la cofradía, que nace también en el siglo XVI, alienta o mantiene muy vivo el cumplimiento del voto y del ceremonial y también de la celebración profana, festiva.
-Y 503 años después vuelve la peste en forma de coronavirus. ¿Es el momento de recuperar ese entusiasmo en la devoción a san Roque?
-San Roque es un santo valedor que ha visto revalorizada su capacidad de protección a lo largo del tiempo. La última gran epidemia de peste que vive Europa es la llamada peste de Marsella, en 1720. Pero en 1833 vuelve un segundo período pestífero con el cólera y san Roque vuelve otra vez a presentarse como el gran valedor. Desaparece el cólera, pero en 1918 viene la gripe y volvió otra vez a significar la revalorización de san Roque. Hoy vivimos en una sociedad muy diferente en cuanto a sus valores de carácter religioso, espiritual y moral. Y esto explica esta actitud de cierto desapego, aparte de que la celebración de la fiesta de San Roque en agosto tiene en los tiempos actuales ese elemento negativo que no tenía en el pasado, y es que hoy, que vivimos en una economía completamente distinta, agosto es el mes de vacaciones y la gente no está, se va de Santiago. Curiosamente, en los destinos de vacaciones, como es Vilagarcía, la fiesta se vive de manera espectacular. Aquí ese tipo de conmemoración está ligado a Santiago.
-Se cita comúnmente Montpelier como el lugar de nacimiento de san Roque en una época en la que esta ciudad permanecía al Reino de Mallorca. ¿Entonces era francés, mallorquín, español..., qué diría?
-Según los últimos estudios, san Roque no era de Montpelier, sino del norte de Italia, de Voghera, que es el lugar donde él fallece en los años 70 del siglo XIV. No sabemos exactamente cuándo porque estamos hablando de una época en la que la documentación se ha conservado muy mal. Los últimos estudios también sitúan en esta localidad donde se empieza a desarrollar su culto. San Roque muere en unas circunstancias dramáticas porque aquella fue una época de guerras civiles importantes y parece ser que, al volver de la peregrinación, fue confundido con un espía y encarcelado, y que murió en prisión. Pero su fama de peregrino generoso acaba imponiéndose, empiezan a tener lugar una serie de milagros en su sepultura que disparan la atención popular y comienza a dársele culto, y luego ese culto se fue extendiendo y el Camino de Santiago jugó en eso un papel muy importante. Así que tenemos que hablar de un santo italiano que rápidamente va a ser adoptado. En Montpelier lo hacen convecino y está enterrado en Venecia, que es donde están sus reliquias, robadas para prestigiar la ciudad, como hizo el arzobispo Xelmírez con las reliquias de Braga.
«Es el peregrino en la época en la que ser peregrino por antonomasia significaba venir a Compostela»
San Roque es un santo peregrino, de ahí que muchas veces se le represente ataviado de tal manera que puede ser confundido por ojos inexpertos con el propio Santiago. «Además, la devoción a san Roque nace en un momento en el que la peregrinación a Santiago era muy fuerte. Así que tenemos un santo peregrino, un santo que protege de la peste, que era uno de los principales temores que tenían los caminantes. Le pasa a san Roque cuando va a Roma, que se tropieza con la peste, y se tropieza dos veces, cuando va y cuando viene. Por eso los peregrinos lo toman y san Roque, sin haber venido a Santiago, se convierte en un peregrino a Santiago en la devoción, el cariño y probablemente en el morral en el que vendrían algunas estampas o algún tipo de medallas de los peregrinos que venían aquí. De ahí la confusión. Es el peregrino en la época en la que ser peregrino por antonomasia significaba venir a Compostela», explica González Lopo. El profesor, además, reivindica el valor histórico-artístico de la capilla de san Roque como una de las joyas más desconocidas de la ciudad y que cree que debería darse a conocer más.