Compostela aprende de san Roque en la lucha contra la peste del siglo XXI

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Ediles del PSOE y del PP retomaron la tradición de la ofrenda al santo

17 ago 2020 . Actualizado a las 20:18 h.

En el año en el que más se debería haber llenado la capilla de san Roque, porque su mediación ante la nueva peste del siglo XXI se hace más necesaria que nunca, esa misma peste obligó a limitar su aforo, de tal manera que la imagen habitual de todos los 16 de agosto no se pudo repetir y, en su lugar, la renovación del voto protector de los romeros se realizó con la capilla medio vacía y los fieles provistos de mascarillas. Pasará a la historia. Una contradicción más del coronavirus y de la nueva realidad.

Hubo otra novedad en la ofrenda de ayer en Compostela. Fue el regreso de la representación institucional con la presencia en la capilla de Mercedes Rosón como alcaldesa en funciones y del edil socialista José Manuel Pichel, junto con los concejales del PP Alejandro Sánchez-Brunete, José Antonio Constenla, Ana Belén Sabel y Beatriz Cigarrán. Algunos ya habían acudido el año pasado, pocos meses después de celebrarse las elecciones que perdió Compostela Aberta, cuyo gobierno local, con Martiño Noriega al frente, evitó su asistencia a los actos religiosos en los cuatro años de su mandato, incluso los de carácter institucional.

La advertencia don Carlos

Hace ya más de 500 años que Santiago rinde tributo a san Roque para renovar los votos que se remontan a 1518, cuando se pidió, por primera vez, su intercesión ante la peste bubónica. Pero si los presentes creían que bastaba con rezar -la capilla amplió su horario de apertura para que cofrades y fieles pudiesen hacerlo-, el párroco Carlos Carrasco no tardó en sacarlos de su error. Comenzó el sermón con una pequeña reprimenda a la sociedad, en general, porque, a su entender, lo está haciendo «regular» en la pandemia, y conminó a los presentes a imitar a san Roque y poner algo de su parte para acabar con esta pesadilla. «No es este el ejemplo de san Roque -advirtió-. No es lo que quiere Dios». La receta, lejos de hechos milagrosos, pasa por ejercer las responsabilidades individuales para evitar que los contagios se sigan reproduciendo, como está ocurriendo en los últimos días. «No debemos aislarnos, que ya nos aísla bastante este bozal», dijo. Y apeló a la generosidad de la que hizo gala el peregrino Roque a lo largo de su vida. «Solo así lo superaremos. Es una prueba más sobre nuestra fe», aseguró el sacerdote.

PACO RODRÍGUEZ

Además de protector de los peregrinos, san Roque lo es también de los enfermeros y cirujanos, y por eso la cofradía que lo ampara decidió homenajear este año a quienes sanaron a los contagiados, incluso a costa de su propia salud. Y por eso, en nombre del colectivo, el radiólogo Ignacio Lete tuvo el honor de portar el portaestandarte de la imagen del santo en la tradicional procesión vespertina.

Fue un día atípico en todos los sentidos. Por si no llegase con el virus y su distancia social, la lluvia le aguó también la jornada a los habituales vendedores de rosquillas, que optaron por poner al mal tiempo buena cara.