Miles de personas llenaron la ciudad y todas las actividades tuvieron récord de público
27 may 2022 . Actualizado a las 22:22 h.Durante la pandemia se acuñó el término soñado de nueva normalidad y cada persona se la imaginó de un modo distinto, siempre feliz. Si la ciudad de Santiago pudiese soñar con la mejor despedida del coronavirus, el resultado sería la Festa da Ascensión de este año, que pasará a la historia como una cita pluscuamperfecta. Sin mascarillas a la vista, un sol asumible y mucho ambiente, sin llegar al colapso, el programa acompañó y el balance de público fue de récord. «Nunca vin tantos nenos na feira cabalar», afirmó el regidor, Sánchez Bugallo, como ejemplo de las ganas de disfrutar de la fiesta.
El lleno absoluto que logró el concierto del miércoles con las Tanxugueiras como plato fuerte prácticamente volvió a repetirse al mediodía de ayer gracias a la simbiosis que lucieron la Banda de Música y la Asociación do Traxe Galego. Ambas compartieron público con la comparsa de cabezudos que recorrió el casco histórico con ciertas dificultades por la marea humana, que también llenó la Praza do Toural para saborear un espectáculo del que disfrutaron especialmente los más pequeños, aupados sobre los hombros de sus familiares. Los hubo con suerte, aquellos que pudieron bailar y reír con esta atracción tradicional, con gran capacidad de convocatoria entre todos los grupos de edad de Compostela.
Cuando todo esto ocurría, la Praza do Obradoiro, de espaldas al ajetreo local, se convirtió en reducto de peregrinos y visitantes, muchos de los cuales desconocían que su última etapa del Camino de Santiago les regalaba un día de fiesta por todo lo alto. «¿Hay pulpo en la Alameda?», preguntaba un grupo de ellos. La respuesta afirmativa hizo que cambiasen de planes para reponer fuerzas tras su última etapa adentrándose en el Paseo da Herradura.
Mientras tanto, en las rúas de O Franco y A Raíña se invirtieron los términos, con algunas mesas vacías y menos colas para comer que las que acumulaban los puestos de pulpo asentados en la carballeira de Santa Susana, en la que el olor de las calderas rebosantes de cefalópodos y el humo del churrasco y el chorizo competía con el de alguna vegetación de la Alameda.
Blanca Portillo en escena, música folk, antigüedades y libros de ocasión
La Festa da Ascensión tiene propuestas para todos los gustos y edades. Así, la música tradicional que se escuchó por la mañana tuvo el complemento de nuevo en A Quintana con la programación de Folk na rúa, que correteó por el casco histórico para terminar con una actuación conjunta en Praterías. El teatro también tuvo su espacio con un Auditorio de Galicia que se llenó para disfrutar del monólogo de Blanca Portillo, pese a que el título de su obra es «Silencio». Las ferias de segunda mano reforzaron la oferta cultural con la venta de antigüedades en los soportales de Correos. También la de libros de ocasión, en una Alameda cuyas atracciones ofrecieron un horario inclusivo y sin ruidos de 17 a 19 horas.