Ramón García: «Desaparezca o no, el club debe hacerlo con cierto orden»

SANTIAGO

Sandra Alonso

El presidente del Santiago Futsal pospone su dimisión e insta a la asamblea a pedir una modificación del convenio concursal

26 jun 2022 . Actualizado a las 20:58 h.

Ramón García Seara (Compostela, 1966) lleva más de una década tratando de reflotar el Santiago Futsal. El club ha pagado más de medio millón de euros de deuda arrastrada. El esfuerzo es ingente, pero parece no tener fin.

—¿Cuando llega usted al entonces Lobelle?

—Era abogado de las empresas y tenía relación con el fútbol sala por alguna cuestión como el recurso cuando Alemao le tiró la botella de agua a los árbitros en Barcelona tras anular un gol en el último segundo. Después entré en la junta directiva.

—Y coge el timón en unas circunstancias complicadísimas.

—José Antonio Lobelle propone un ERE en las empresas, la situación se iba complicando y nos plantea que quería dejar el club y que no desapareciese. Había un directivo, Lalo Foira, que en principio iba a ser el presidente. Por circunstancias, no pudo dar ese paso, y me quedé yo solo llevando la entidad.

—¿Llegó a imaginar lo que se le venía encima?

—No, porque José Antonio había asumido dejar el club sin deudas, y hay un documento firmado en ese sentido. Se fue complicando todo. Y el club genera un trabajo muy grande. Tenía la ayuda de Miguel Fernández, que contribuyó mucho a hacer más llevaderos los primeros años. Pero la deuda era muy alta. Solo el primer año se debían cinco mensualidades, pero aquellas mensualidades eran de 200.000 euros sin seguridad social.

—Al final, no quedó otra opción que el proceso concursal, del que el club salió con vida.

—Sí, salimos con una deuda de 950.000 euros después de condonar un 50 %, a pagar en diez años. Entendía que era factible.

—¿En qué punto están ahora?

—La idea es plantear en la junta de este lunes que la asamblea apruebe presentar una modificación del convenio para alargar un poquito la cantidad que nos falta por pagar. Faltan los números definitivos, pero entiendo que estarán sobre los 250.000 euros, contando créditos generados nuevos. Del concurso queda menos.

—¿Va a dimitir?

—Esa era mi idea. Pero el tema concursal lo llevo yo. Estuve hablando con mis compañeros y creo que debo seguir con el tema concursal. El plazo acaba ahora y soy la persona que tiene todo el club en la cabeza. Sería una cierta irresponsabilidad dejarlo en este momento. Lo pospondré hasta cerrar esta fase. Después, creo que me toca descansar un poco.

—¿Hay algún desencadenante para llegar a esa conclusión?

—Es un proceso. Pero el día de Murcia fue muy duro. Ver como hay cuestiones tran graves en la grada que inciden en el resultado.... Gente de una peña determinada, que llegó desde lejos y nada tenía que ver con el equipo de casa, el Imperial, se coloca detrás de nuestro banquillo. En el primer tiempo muerto ya se genera una situación de tensión con nuestros jugadores y no pasa absolutamente nada. En el descanso le comenté a la Policía que por favor estuvieran cerca y que los llamaría si íbamos ganando. La sensación es que podía pasar cualquier cosa. Y lo más grave es que allí estaba el delegado de la Federación Española, viendo todo, sin protestar ni hacer nada.

—Antes ya habían abierto un frente, con la reclamación ante el Consejo Superior de Deportes pidiendo la anulación del sorteo de emparejamientos.

—Ese sorteo se cambió en el último momento. Tenía que haber sido libre y nos hubiese podido tocar contra cualquiera de los dos equipos de Madrid, que era lo que deseábamos por diversas cuestiones, entre otras porque el desplazamiento sería menos costoso. Después del sorteo se notifica que se habían cambiado las reglas, que se habían aprobado unas que no se habían publicado. Según eso, había tres cabezas de serie y ya nunca jugaríamos contra los rivales de Madrid. Además de que era un desplazamiento más barato, el partido de vuelta lo jugaríamos en casa.

—¿El CSD ha dado alguna respuesta?

—Todavía no.

—¿Están dispuestos a pelear hasta dónde haga falta?

—Sí. Es otro de los motivos por los que hay que intentar seguir, aunque solo sea con la base. Creo que tenemos muchas posibilidades. Y es algo por el bien del deporte. Si todo el mundo consiente todo, al final no puedes protestar.

—Cuando habla de seguir con la base se refiere al riesgo de no poder inscribir al primer equipo.

—Así es. Para inscribir al primer equipo no podemos tener deudas con la federación. Y las hemos contraído. Si no podemos solventar este escollo, seguiríamos adelante con la base y con la modificación del convenio. Desaparezca o no, el club debe hacerlo con cierto orden y después de agotar todas las vías jurídicas. Estamos en el octavo año concursal. Los plazos vencen en mayo y nos ha causado un perjuicio muy grande no haber cobrado la subvención municipal en las fechas de siempre. Generas deudas y luego te piden que estés al día.

—De hecho, no han podido optar a las ayudas de la Diputación.

—Sí.

—En esencia, la Administración no está sujeta a plazos pero el administrado sí, vía recargos o penalizaciones.

—Sí. Cuando nos retrasamos nosotros, es un 20 %. O no poder concurrir a las ayudas. Cuando se retrasan ellos, son problemas informáticos.

—¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Nota el cansancio, se siente algo Quijote al echar la vista atrás?

—Se peleó algo en lo que se creía. Pero el rival, por decirlo de alguna manera, era más complejo de lo que se esperaba. De todas formas, así como te encuentras a gente mala por el camino, también te encuentras gente estupenda. La plantilla de este año fue excepcional. Han tirado para delante con todo. Me decía Dani Blanco cuando íbamos en la furgoneta para Murcia, sin aire acondicionado... A las seis de la tarde la temperatura allí dentro no sé de cuanto era y me decía que si ganábamos sería un viaje épico.

—¿Qué le ha dado el fútbol sala en todo este tiempo?

—Mucha experiencia en el trato humano.

—¿Se ha sentido muy solo?

—Siempre me encontré gente muy buena, pero poca. Nos falta la capacidad económica de poder movilizar 100.000 euros para evitar problemas. Ese poder no lo tenemos.

—¿Qué le ha quitado?

—Genera un estrés muy elevado, porque hay problemas a los que no les ves solución y otros son difíciles de resolver. Y siempre pensé que si el club depende de las administraciones estás ante una realidad horrorosa.

—¿Alguna vez ha hecho la cuenta, en tiempo y dinero?

—No creo que valga la pena darle vueltas. Generaría una frustración innecesaria.