El transporte escolar también pasa de largo en Santiago en paradas de alumnos por estar ya llenos

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

La familia de una estudiante del IES Eduardo Pondal plantea una queja por múltiples incidencias padecidas en el servicio

21 oct 2022 . Actualizado a las 23:19 h.

La hija de Marcos Gómez Zas empezó a estudiar este curso primero de ESO en el instituto Eduardo Pondal de Santiago. Por vez primera iba a disfrutar del servicio de transporte escolar. Pero en mes y medio, el verbo se ha transformado en padecer. La cuestión empezó mal ya el primer día, cuando el autobús que cubre la línea 1 que pasa por Vidán «no se presenta en el centro a la hora de recoger a los alumnos». Otra jornada, arrancó del instituto con solo tres alumnos en el interior; y el primer martes del curso, en horario de tarde, «el autobús no pasó por la parada, lo que obligó a las niñas usuarias del transporte a ponerse en contacto con sus padres y que alguno de ellos procediera a acercarlos al centro», teniendo los progenitores que justificar esa falta de puntualidad, ajena a los escolares.

El viernes de la pasada semana, Gómez Zas relata que el conductor del bus abrió las puertas en la parada, e informó a las niñas de que no podían subir porque ya iba lleno, que esperasen a que pasase otro vehículo a recogerlas. Llegó unos diez minutos después. Su duda es cómo varias semanas después de prestarse el servicio surge un problema de falta de plazas. La cuestión se repitió este martes por la mañana, pero el autobús ni paró: un gesto del conductor ya hizo entender a las estudiantes que tendrían que esperar: eso sí, llegaron a clase a las 9.05 horas, en lugar de las 8.45 de entrada. Ese día, por la tarde, esperaron 30 minutos por el bus de regreso a sus casas. Y el miércoles, a las 8.55 horas seguían esperando en una parada por donde suele pasar 20 minutos antes; para compensar, ayer llegó antes de tiempo, a las 8.26, asegura Marcos Gómez.

Ante semejante cúmulo de incidencias en mes y medio de curso, decidió presentar una queja. Con la llamada a Monbus, empezó otro partido de tenis: «Ellos nos remitieron a la Xunta, y allí nos indicaron que deberíamos de presentar queja por escrito ante el director del centro». Ultima la reclamación, que trasladará al centro y a la Xunta, porque considera el servicio «una auténtica vergüenza. ¿Qué más tiene que pasar para que se tomen medidas con esta empresa? ¿Tan difícil es llevar los autobuses necesarios?»