Ana María Sánchez, médica especialista en Endocrinología y Nutrición: «Un 44 % de los españoles aumentaron de peso durante el confinamiento»

S. Gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

Alerta de la necesidad de contener la obesidad entre los más pequeños y destaca que también afecta a nivel emocional

16 ene 2023 . Actualizado a las 13:56 h.

Licenciada en Medicina por la Universidade de Santiago de Compostela (USC) así como especialista en Endocrinología y Nutrición por el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) y el HM Rosaleda, la ordense Ana María Sánchez Bao alerta de que la tasa de obesidad se ha duplicado en los últimos 30 años, siendo especialmente grave en los más pequeños. Con estancias en la Unidad de Nutrición del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y en la Universidad de Florida, unidad de referencia en hígado graso, destaca que este trastorno afecta ya al 25 % de las personas adultas y casi al 5 % de los niños.

—¿Cree que tras la pandemia del covid vivimos otra de obesidad? ¿A qué considera que responde el aumento del número de consultas sobre sobrepeso?

—Sí, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), un 44 % de los españoles aumentaron de peso durante el confinamiento, siendo las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad, los que más han aumentado. El sedentarismo y una alimentación excesivamente calórica parecen ser los responsables de este empeoramiento. En dicho estudio, un 18% de la población reconoce que ha presentado deseos de picotear con frecuencia. Asimismo, se reconoce un incremento en el consumo de bebidas alcohólicas y en productos de bollería. Más de un 40% de los encuestados declara haber tenido más sensación de hambre. Varios estudios publicados durante la pandemia han mostrado que la obesidad agrava el pronóstico de coronavirus. La obesidad comporta, entre otras cosas, un estado proinflamatorio de bajo grado que produce cambios en el sistema inmune, propiciando un empeoramiento de la enfermedad con mayor riesgo de hospitalización y mayor gravedad respecto a las personas con normopeso. La población está cada día más concienciada de las consecuencias negativas de esta patología.

—¿Cuáles son las consecuencias más perjudiciales para la salud? Hablan de complicaciones metabólicas, pero también de apnea obstructiva del sueño, reflujo gastroesofágico, insuficiencia venosa... ¿Hay más y cómo creen que afectan a los pacientes?

—La obesidad en sí es misma es una enfermedad crónica que, además, nos predispone para el desarrollo de otros múltiples problemas de salud como son la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, algunos tipos de cáncer, lesiones degenerativas e inflamatorias de las articulaciones…

En general, las consecuencias más perjudiciales son una afectación en la calidad y en la esperanza de vida.

—Afirma que la obesidad tiene consecuencias de índole emocional y social, ¿Cómo se presentan? ¿Cómo hacerles frente? 

—La salud emocional también se ve afectada, dado que son más frecuentes los trastornos de ansiedad y depresión. Sentimientos de baja autoestima, alteraciones en las actividades sociales, disgusto y vergüenza son referidos con frecuencia. Estos efectos también varían según el género, ya la mujer habitualmente resiente más las desventajas del sobrepeso, afectando negativamente a su autoestima y percepción de bienestar. La sociedad actual sobrevalora positivamente la delgadez lo cual favorece el estigma de la obesidad, empeorando esto las consecuencias emocionales y retrasando incluso la búsqueda de atención médica. Los aspectos psicológicos y familiares juegan un papel decisivo tanto en el desarrollo como en el mantenimiento de la obesidad, y por tanto deben ser tratados.

«El hígado graso no alcohólico se ha convertido en una de las principales enfermedades en los países desarrollados»

Ana María Sánchez realiza su tesis doctoral sobre el trastorno del hígado graso, que se caracteriza por la aparición de depósitos grasos en dicho órgano. Explica que la mayoría de pacientes están asintomáticos o presentan síntomas inespecíficos, como puede ser un leve malestar en el hipocondrio derecho o astenia. En el proceso de diagnóstico es preciso descartar otras afecciones hepáticas y evaluar el riesgo de fibrosis, de ahí la necesidad de acudir a un especialista para detectar la enfermedad en el estadio más precoz posible y evitar llegar a situaciones extremas.

—En lo referente al hígado graso, ¿Cuán preocupante puede llegar a ser? ¿Cómo se puede revertir?

—El hígado graso no alcohólico se ha convertido actualmente en una las principales enfermedades del hígado en Estados Unidos y los países desarrollados. El exceso de grasa acumulado a nivel hepático, frecuentemente asintomático, en ocasiones contribuye a una inflamación y fibrosis del órgano. Afortunadamente eso ocurre en la minoría de los casos, pero es importante concienciar sobre esta patología y ver el riesgo de progresión en cada paciente. La pérdida de peso y la actividad física son fundamentales para revertir esta condición.

—¿Cuáles son los caminos a tomar para frenar ese aumento de la obesidad a nivel general de la población? ¿Es necesario acudir a un médico o sirve, como se cree comúnmente, con hacer ejercicio regularmente?

—La obesidad es una enfermedad compleja y se debe abordar de forma multidisciplinar, adaptándose a las peculiaridades y necesidades de cada paciente. Tanto médicos, como nutricionistas, psicólogos y especialistas en ejercicio físico deben formar parte de la atención del paciente, según las necesidades de cada caso. Es aconsejable pedir consejo médico como valoración inicial para despistaje de complicaciones asociadas o causas secundarias subyacentes.