GC de Sigüeiro

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

20 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Visita al cuartel de la Guardia Civil de Sigüeiro —que realmente está en suelo compostelano— a hacer unos trámites, un edificio que, como todos, es casa cuartel aunque ignoro cuántas personas viven ahí. Me recibe un agente que no conozco ni me conoce. Amabilidad y eficacia. Dejo caer algunas preguntas a las que el hombre responde yéndose, adrede, por los cerros de Úbeda, lo cual no es criticable sino todo lo contrario: la información no se regala y menos a un extraño. De eso sabemos los periodistas porque nuestro trabajo es precisamente hacer preguntas.

Salida al cabo de un cuarto de hora con los trámites cumplidos y despedida cordial. La acera, estrecha, va pegada al edificio. Y compruebo que este se cae a pedazos. Literalmente. Está desconchado aquí y allá. Me paro en la esquina y compruebo que los desconchados son muchos más de los que indican los trozos de pared tirados en esa acera. Así que de la necesidad de una mano de pintura mejor no hablar.

Hace unos años circuló la peregrina idea de suprimir el cuartel de Sigüeiro y pasar sus seis agentes (¡seis para toda la zona, con sus bajas, sus vacaciones y sus permisos por maternidad o lo que la ley dictamine!) a Ordes. Hubo rebelión sin algarabías en despachos, llamadas, gestiones, y tal presunto atraco a la ciudadanía se abortó. Y a uno le queda la duda de si dejar caer a trozos el cuartel no formará parte de un plan para, en el fondo, cuando sea una ruina proceder a su cierre.

Porque resulta que la Guardia Civil desenvuelve un papel absolutamente necesario en Sigüeiro. Su mera presencia es uno de los motivos por los que la seguridad en esa localidad y aledaños es alta.

Que alguien arregle el edificio. Por dignidad.