El mal tiempo en la costa abarrota Santiago

CLARA ARIAS SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Largas colas en el entorno de la Catedral y calles por las que por momentos no se podía andar

26 jul 2023 . Actualizado a las 08:34 h.

Como cada 25 de julio, Santiago se vistió de fiesta en su día grande. La jornada comenzó con los actos institucionales propios del Día de Galicia y, después, la novedad del Alba de Compostela, pero buena parte de los visitantes huyeron de los actos oficiales para disfrutar de la calle desde primera hora. Como en la mañana del 24, los gigantes y cabezudos tomaron la rúas para llenar de música, baile y tradición el casco histórico. La multitud los acompañó en su recorrido por la Praza de Praterías, Rúa do Franco, Praza do Toural, Praza de Abastos, Praza de Cervantes y Rúa Nova, entre otros. En cada uno de estos puntos había una gran cantidad de familias esperando con mucho tiempo de antelación la llegada de la comparsa de los cabezudos, que concentraron a más público que el lunes. Eso sí, mucha gente repetía por segundo día consecutivo. «Mis hijos insistieron en volver hoy a ver a los cabezudos porque les gustaron mucho», explicó José Prieto con su hijo de cuatro años a caballito para que el pequeño pudiera disfrutar del espectáculo con tranquilidad y buena visibilidad.

Como en la Praza de Praterías no cabía ni un alfiler, hubo quien acudió a la Casa do Cabildo para seguir el espectáculo con una vista privilegiada desde balcones y ventanas. Tal era la multitud pasado el mediodía que en este punto se fusionaron las personas que hacían cola para entrar en la Catedral con la gente que esperaba para ver a los gigantes y cabezudos e incluso llegaron a escucharse gritos por los empujones entre ambos grupos. Los problemas para caminar por el casco histórico también llegaron a la Rúa do Vilar, que quedó atascada haciendo imposible el tránsito.

El ambiente festivo no solo se ciñó al caso histórico, también se expandió por la Alameda, el segundo epicentro de la ciudad tras la Catedral y su entorno. Como es costumbre en el Día de Galicia, la Alameda estuvo llena de gente desde primera hora. Y desde el mediodía ya había colas en algunas atracciones, sobre todo en la noria, ya que muchos visitantes aprovechan esta atracción para disfrutar de vistas de la ciudad que de otra forma serían imposibles de apreciar. Desde lo alto se podía ver alguna que otra calle abarrotada, los peregrinos en el Obradoiro y la larga cola para entrar en la Catedral.

Aunque normalmente los santiagueses huyen de la ciudad cada 25 de julio, también hay quien aprovecha este día libre para gozarlo en familia y llevar a sus hijos a disfrutar de los juegos. «Los niños llevaban toda la semana dando la tabarra con las atracciones y aproveché hoy para traerlos porque el resto de la semana se me hace imposible, aunque es horrorosa la cantidad de gente que hay», comentó Victoria Seixas mientras esperaba pacientemente su turno para subir a la noria con sus hijos, encantados con la idea.

Como el tiempo no acompañaba en las zonas de costa, muchos veraneantes decidieron cambiar la playa para hacer un plan diferente, como visitar Santiago, disfrutar de las fiestas y, de paso, y subirse a las atracciones: «Nosotros somos de Madrid y veraneamos siempre en Sanxenxo. Como hoy no podíamos ir a la playa decidimos venir para no aburrirnos en nuestros piso», destacó Claudia Álvarez desde la carballeira de Santa Susana.

La masiva afluencia de turistas llenó los aparcamientos del centro de la ciudad, que se aligeraron a medida que fue pasando el día, sobre todo tras finalizar los actos oficiales. Concluida también la manifestación que cada año convoca el BNG, que provocó el corte de las calles que rodean la Alameda, buena parte de las personas que participaron se unieron a los visitantes, lo que contribuyó a que muchos locales de hostelería colgasen el cartel de completo, sobre todo en la Rúa do Franco y Porta Faxeira y su entorno, donde abundan los restaurantes que más demanda tienen entre los turistas de otras comunidades, atraídos por oferta gastronómica de Galicia.

El mercado de Amio y terminar el Camino, otras formas de vivir la fiesta 

Si algo tienen las Festas do Apóstolo son escenarios a medida de públicos muy particulares. Por eso, tras la resaca de los Fogos y de los conciertos de la noche del 24 el perfil del turista que recala en Santiago el Día de Galicia es muy distinto y, sobre todo, mañanero. Así, mientras miles de personas se acercaban al casco viejo desde primera hora para ver el ambiente de la Ofrenda o para callejear, un buen pico de ganaderos procedentes de toda Galicia y curiosos hacían lo mismo en el mercado de Amio. A este recinto también se acercaron muchos puestos de ropa y comida para atender la demanda de cientos de personas que a primera hora ya colapsaban el acceso a Amio llenando muchas cunetas del polígono de Costa Vella de vehículos estacionados.

Al mercado acudieron 496 equinos y un reducido número de asnos, cabras y ovejas (58 cabezas en total) con un valor estimado a precio de mercado de 585.000 euros, aunque las transacciones no llegaron a este importe. Y eso que a media mañana ya se notaban vacíos en el espacio reservado a los animales, que estaban a la vista de compradores y curiosos, ya que es práctica habitual que muchas familias acudan para que los más pequeños puedan verlos. La compostelana Ana Isabel Martín se acercó a Amio con su madre Manuela y sus hijos Álvaro y Erika. Él es el verdadero amante de los equinos. «Veño a velos e a acaricialos», explica, aunque toda la familia reconocía que no entra en sus planes adquirir ningún ejemplar. Entre las visitas abundaban vecinos de Santiago, que admitían que visitar Amio a primera hora les resultaba mejor idea que acercarse al centro, colapsado desde primera hora. La sensación generalizada era que este año había más público y ganado que en convocatorias anteriores, sobre todo en comparación con las Festas da Ascensión.

El ambiente en Amio se mantuvo hasta la sobremesa, con gran actividad de los puestos de pulpo y carne ao caldeiro. Entre los visitantes a Amio también había turistas que suelen pasar sus vacaciones cerca de Santiago. Un grupo de ellos, con prisa para regresar a Noia a la hora de comer, reconocía que la de ayer fue su primera visita a la feria equina, una elección por la que optaron ante la certeza de que entrar en Santiago por la tarde resultaría especialmente complicado.

Acercarse a algunos de los conciertos de anoche, especialmente el de Cimafunk en A Quintana, fue otra de las opciones de los visitantes y compostelanos de ocio más tardío, que prefirieron evitar la multitud.

«¡Que tonta soy! Podría haber organizado mi recorrido para terminar otro día» 

Terminar el Camino de Santiago en pleno 25 de julio fue durante años un sueño de muchos peregrinos, pero el incremento exponencial de romeros en la recta final de este mes provoca sentimientos encontrados entre los peregrinos, que cada vez más aspiran a disfrutar de las rutas jacobeas sin masificación. Con todo, ayer por la mañana consiguieron terminar el día más especial un total de 1.706, ya que este es el número de compostelas que acredita la Oficina del Peregrino.

Aunque muchos sabían que hoy era el día grande de la ciudad, a otros les pilló por sorpresa, como a Tetiana Rubina, de origen ucraniano, que programó su camino desde Portugal para llegar a Santiago sin saberlo. Sorprendida, preguntaba: «¿Por qué hay tanta gente? ¿Qué ocurre hoy?». Tras conocer el motivo, sentenciaba: «Guau, ahora entiendo todo. Qué tonta fui, debería haberme informado. Es que, además, llevo 23 días caminando, podría haber organizado mi recorrido para acabar otro día».