Darío y Jacobo Rodríguez: «Ojalá podamos arbitrar en Primera»

Adriel mateo / p. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Son dos de las grandes perlas del arbitraje gallego; Darío celebra su ascenso a Preferente y Jacobo, a Primera Autonómica, a pesar de ser todavía adolescentes

31 jul 2023 . Actualizado a las 20:28 h.

Darío Rodríguez (Ordes, 2005) y Jacobo Rodríguez (Ordes, 2007) son dos adolescentes que han decidido desarrollar su carácter a través del arbitraje desde que apenas completaban la educación primaria. En la actualidad son dos de las mayores promesas del arbitraje gallego, certificando esa condición con dos ascensos en la pasada campaña. Darío se convirtió en árbitro de Preferente y su hermano Jacobo, de Primera autonómica con apenas 16 años.

Su historia nace en una churrascada de final de temporada. Ambos jugaban al fútbol sala en su Ordes natal y fueron a dicha comida. La fiesta estaba amenizada por un torneíto entre las distintas categorías y los muchachos mayores arbitraban a los más pequeños. Uno de esos trencillas fue Darío, que vio en el silbato una nueva pasión que no dudó en prolongar: «Llegué a casa y le dije a mis padres que quería ser árbitro». Jacobo decidió acompañar a su hermano en la aventura. Cuando tomaron esta decisión Darío apenas tenía 14 años y Jacobo 12.

«Tuvimos que hacer el cursillo dos veces porque suspendimos en julio. Éramos muy niños y no estábamos acostumbrados ni al temario ni al tipo de examen», comentan. Tras colegiarse, lo cierto es que su debut se antojó aún lejano. El delegado arbitral de Santiago, Carlos Otero, les sometió a una formación para que vivieran en sus carnes la profesión: «El primer año era muy niño y no pité nada, estuve todo el año viendo partidos de fútbol para aprender», decía Jacobo. Sin embargo, Darío estuvo también varios meses dentro de la rutina de seguir viendo encuentros fin de semana tras fin de semana: «Esa temporada íbamos todos los sábados a ver sobre todo fútbol-8. Estuve hasta diciembre sin pitar».

En esta formación fue cuando conocieron a su primer padrino, Alberto Cousillas: «Daba igual lo que sucediera en el campo, levantábamos la cabeza y siempre estaba Cousillas en la banda. Aprendimos mucho de él esos primeros años», comentan.

Una trayectoria imparable

Y desde la temporada 2019-2020 su crecimiento ha sido exponencial. Ambos han compartido infinidad de veces designación y han recorrido el área de Santiago y Galicia de punta a punta. Sin embargo, la temporada anterior llegó la designación más especial para los hermanos. Cuando Darío, en su año de debut en Primera autonómica, fue designado como árbitro principal y estuvo asistido por su hermano en la banda: «Fue de los pocos partidos que guardo», decía. Su hermano le comentaba divertido instantes antes del choque: «Te la voy a liar, te voy a pitar un penalti que no es», como una forma de picarlo antes del partido.

Con la humildad que los caracteriza, ambos hermanos consideran que no han hecho «nada especial» para haber generado tantas expectativas. «Obviamente tenemos el sueño de llegar a dirigir un partido de Champions y ojalá podamos arbitrar juntos en Primera, pero simplemente es un sueño de momento», explican unos adolescentes que tienen los pies en el suelo y la cabeza muy amueblada para su juventud.

Y es que la temporada 23-24 será todo un reto para ellos, ya que, con su nueva categoría, saben de los sacrificios que deben hacer: «Esto lo hacemos porque nos encanta y obviamente que nos gustaría hacer cosas de chavales como salir de fiesta o estar por ahí, pero no es compatible con el arbitraje», explican. La responsabilidad y seriedad que eso conlleva la toman ambos con humor: «Si no fuera árbitro, estaría como mis amigos de fiesta siempre —comentan entre risas— , pero bueno, tenemos que ser responsables y pelear por los sueños que tenemos».