El artista canario recala hoy en el ciclo Atardecer no Gaiás con su singular propuesta de rap y anima a que el público asista «con ganas de fiesta y de pasárselo bien»
10 ago 2023 . Actualizado a las 04:55 h.21.00 horas • Plaza Central de la Cidade da Cultura • Entrada libre • El rap regresa hoy al Atardecer no Gaiás con Borja Jiménez (Tenerife, 1994), Bejo, que destaca por su apuesta por la ironía y tono festivo.
—Ya estuvo en febrero en Santiago actuando en Malatesta...
—Sí, dentro de poco me empadrono para no andar cogiendo tanto avión (bromea).
—Y en octubre regresará con su trabajo junto a Cráneo.
—Sí, la verdad es que este año son tres veces en Santiago. Y anteriormente ni recuerdo cuantas veces, pero tres como mínimo.
—Y los que ya fueron a verlo, ¿qué encontrarán de diferente en este concierto del Gaiás?
—Por un lado, ya he visto el escenario y es espectacular. Además, el hecho de que sea con entrada libre para todos los públicos es algo que me gusta porque muchas veces me sorprendo ya que van desde los padres hasta los hijos pequeños de menos de 10 años y disfrutan en familia. Creo que eso es algo muy bonito. Por mi parte, llevo alguna sorpresa, como es el repertorio nuevo que he hecho desde la última vez. Espero que la gente venga con ganas de fiesta y de pasárnoslo todo bien.
—¿Es un reto para usted acercar su música a gente que a lo mejor no fue a ningún concierto suyo en una sala?
—Sí, vienen los seguidores más cercanos, pero hay muchas personas que es la primera vez y me gusta esa sensación. Siempre intento adaptarme a las circunstancias, desde conciertos más íntimos a los festivales en los que cantas ante muchas personas que a lo mejor no me conocen. Entonces, me gusta jugar sabiendo el sitio.
—En la letra de una de sus canciones afirma: «No es que me diferencie, es que soy único en mi especie». Su estilo no responde al estereotipo habitual cuando uno piensa en el rap. ¿Qué busca con ese estilo alegre, a veces vacilón de su música, como ya dejaba entrever en el título de su primer disco «Hipi Hapa Vacilanduki»?
—Desde pequeño siempre me ha gustado el rap, yo ya escribía mis canciones. Es cierto que hay ciertos temas, pautas, que se repiten muchas veces. Yo al principio también estaba más en esa onda, pero con los años intenté dar lo más propio de uno mismo, hacerlo con cariño y también con esa visión más personal, tanto en cuanto a las cosas de las que quieres hablar como a la forma. Es decir, visualmente me gusta mucho tirar de los videoclip, puesto que hoy con el consumo de los móviles la parte visual y musical van más de la mano que nunca. Intento hacer algo que se salga de lo que uno puede esperar, tratar de sorprender. Algunas canciones son más vacilonas, otras más serias; la vibración y la intención varían, porque un día estás triste, otro día más alegre... Yo uso la música como quien escribe un diario, intentar desahogarme o compartir lo que a uno se le pasa por la cabeza con el mayor entusiasmo posible.
—Entonces, se inspira en sus propias sensaciones.
—Sí, también hago un reguetón para el bailoteo... Tampoco me lo tomo a rajatabla. Tengo canciones de estilos bastantes distintos, pero siempre dándole un toque personal.
—¿Vive el rap su época dorada? ¿Por qué conquista tanto?
—Creo que sí es la época dorada. Hace 15 años cuando yo empezaba a escuchar rap era más para raperos, para puristas, y hoy se ha abierto el abanico y lo mezcla con otros elementos. Es muy amplio y es muy directo. Al final, la gente joven siempre ha consumido música hecha por gente de su edad, parecida, que habla de las cosas que le pasan, que también vive. Hoy no hacen falta tantas discográficas como hace tantos años atrás. El rap y sus derivados es la música más escuchada.
—Realizó muchas colaboraciones a lo largo de su trayectoria: Ana Mena, Macaco, Cráneo... y también con Bizarrap.
—Me gusta colaborar con gente a la que sigo, que me gusta su trabajo. En el caso de Bizarrap, yo le seguía desde hacía tiempo y a él también le gustaba la música que yo hacía. Me escribió por Instagram en el 2019 —mi sesión salió en el 2020 [es la número 27]—. Aprovechando una gira que yo tenía con mi grupo Locoplaya por Argentina, fui a su casa, a su estudio, e hicimos la canción. Para mí fue todo un honor y me alegro mucho de lo bien que le va y todo lo que ha conseguido. Ha sabido fusionar el rap con otros estilos, como se ve con Shakira.
—Usted también más allá del rap para puristas.
—Sí, el gusto se ha ampliado. Lo de los puristas me parece que ya se ha superado, que no haya límites y, al final, lo importante es lo que hace sentir la música.
—Cuando con 12 años empezaba las primeras canciones, ¿soñaba con llegar a donde está en la actualidad?
—La verdad que no, nunca me lo tomé: «De mayor quiero dedicarme a la música». Me lo tomé como un «hobby», como a quien le gusta ir a la cancha de fútbol con sus amigos. Yo he hecho canciones con mis amigos y poco a poco, compartiéndolo por Internet, he tenido la suerte de llegar a más gente y un día poder dedicarme a la música, que era algo que no esperaba.
—Pero Bejo tiene más facetas artísticas. También pinta, ¿influye mucho el hecho de dibujar en su rap o viceverse?
—Siempre me ha gustado dibujar. Siempre me ha acompañado, me gusta pintar, porque me sirve para desconectar, es un ejercicio que me gusta. A veces, me viene bien para despejar. También es algo que me acompañará para siempre.