El Ayuntamiento de Santiago congelará la carga fiscal, pero prevé ajustes en la tasa de la basura

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Desvinculará parte de la cuota por el servicio de limpieza del consumo de agua

11 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ayuntamiento no tocará las ordenanzas fiscales para el próximo año, salvo las que regulan el impuesto de plusvalías y la tasa del servicio de limpieza viaria y recogida de basura. Ello supone la congelación de la carga fiscal para los compostelanos con carácter general, en línea con los últimos años, a expensas de lo que determine el cambio previsto en la tasa de residuos. En el caso de las plusvalías, se trata de adaptar la ordenanza a la nueva ley. En el de la basura, el Concello quiere mudar el sistema de gestión, además de asegurar la financiación del servicio con la tasa, lo que supondrá ajustes que en algunos casos podrían conllevar subidas, aunque no serían significativas sobre lo que se paga ahora, según el concejal de Facenda, Manuel César (BNG).

Vinculada a la gestión del cobro del agua, ahora mismo es la concesionaria de ese servicio, Viaqua, la que se encarga de recaudar la tasa de la basura, que tiene una cuota fija y otra variable asociada al nivel de consumo de agua. El cambio de gestión supondrá disociar de ese consumo la cuota variable. Seguirá habiendo una parte fija y otra variable, aunque esta última se asociaría en adelante con el valor catastral de la vivienda.

Esa es al menos la intención del gobierno bipartito de la nacionalista Goretti Sanmartín, porque la decisión ha de contar con un respaldo plenario que el ejecutivo local por sí solo no tiene. La tasa ha de garantizar la cobertura de la prestación del servicio, según César, y será un estudio el que determine cómo han de hacerse esos ajustes. «Estamos pensando en facela progresiva [la cuota variable], en ter en conta a capacidade das persoas, non de renda, senón de patrimonio. E non sería unha subida con respecto á anterior», aunque sí «pode haber algún tramo que suba, pero tamén algún que baixe» por ese ajuste.

A expensas de lo que diga este estudio, y de la negociación que haya que entablar en función de sus resultados, el cambio de gestión de esa tasa en concreto no debería entrañar dificultades para el bipartito. Los socialistas, que gobernaron en el último mandato, ya pretendían hacer esa reforma. «Non ten lóxica que o recade unha empresa que non presta ese servizo», expone el actual responsable del área municipal de Facenda.

Salvo la de plusvalías y la de la basura, el resto de las ordenanzas fiscales ya no irán a pleno. No es el caso si el gobierno no plantea cambios, «e non temos vontade de subir ningunha ordenanza fiscal», afirma Manuel César. Salvo ajustes técnicos, en los dos últimos mandatos apenas se han tocado. Lo intentó Martiño Noriega con parte del IBI y del impuesto de vehículos en su primer año, pero PP y PSOE no lo consintieron. También en minoría corporativa, Sánchez Bugallo optó por la congelación durante todo su mandato, después de pactar con Noriega en el primer año algunas bonificaciones fiscales y la bajada del IBI rústico (del 0,51 al 0,48) y el incremento (del 0,54 al 0,55) para los inmuebles urbanos no residenciales de mayor valor catastral.

El IBI es el impuesto que contribuye a sostener en mayor medida las arcas municipales y el que mayor impacto tiene en el bolsillo de los ciudadanos. En Santiago, el tipo impositivo, el segundo más bajo entre las ciudades gallegas, se sitúa en el 0,48 para las propiedades rústicas y en el 0,51 para las urbanas. Raxoi recaudó el pasado año 32,7 millones de euros, de 34,1 de derechos reconocidos por ese impuesto.

Sanmartín pretende aprobar los presupuestos antes de que concluya el año

El gobierno de Goretti Sanmartín aspira a aprobar sus primeros presupuestos, los del 2024, antes de que acabe el año. Su propuesta está todavía en elaboración y, aparte de las incertidumbres que introduce la demora en la constitución del Gobierno central y de lo que pueda pasar con las normas de estabilidad fiscal a la hora de conocer con qué medios contará, le queda por delante un intenso pulso negociador. Sus antecesores en los dos últimos mandatos no lo tuvieron fácil para cumplir con el calendario que se habían fijado. Siempre se les quedó corto. 

«A nosa idea é aprobalos este ano. Nós ímolo intentar», dice Manuel César, quien entiende que el presupuesto estará en la línea de años anteriores, aunque de principio, los ingresos por plusvalías (el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana) mermarán, y de forma importante. La ordenanza que las regula habrá de modificarse este año para adaptarse a la nueva ley, tras los cambios legislativos introducidos a raíz de la sentencia del 2021 de Tribunal Constitucional que declaró inconstitucionales varios artículos sobre el cálculo de la base imponible. La previsión inicial es que la recaudación por esa vía caiga unos 800.000 o 900.000 euros.