Francisco Durán, administrador de Cáritas en Santiago: «Hemos contado más de 50 pisos en los que se ejerce la prostitución»
SANTIAGO
Advierte que «todo proceso migratorio conlleva siempre la explotación de mujeres»
25 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Lleva una vida dedicada a la enseñanza y la investigación universitarias, pero siempre ha tenido tiempo para asumir tareas de voluntariado. Francisco Durán Villa (Ferrol, 1961), administrador de Cáritas Interparroquial de Santiago, advierte que ha crecido un 25 % el número de demandantes de ayuda asistencial inmediata como consecuencia de la inflación. Alquileres, luz, butano… son recibos de personas vulnerables a los que hace frente la oenegé de la Iglesia católica, amén de otras coberturas, como la propia vivienda. «Esta crisis, unida a la caída de las limosnas por el descenso de feligreses, nos está provocando una distorsión presupuestaria. Así que necesitamos aumentar los socios —ellos mismos marcan el importe del donativo con que colaborar—, pero también sería bueno aumentar las personas voluntarias, aprovechando los muchos prejubilados que hay en la ciudad», tal como explica Durán.
En estos tiempos de dificultades económicas ha vuelto a aparecer la «pobreza vergonzante» y familias necesitadas con mucha prole: «Estamos recibiendo bastante gente de Perú, están llegando abuelas con nietos, huyendo de la violencia del país en la mayoría de los casos. Y volvemos a tener muchos menores. De Venezuela están viniendo personas con formación superior, incluso con alta cualificación, que se ven obligados a trabajar en hostelería y supermercados, ellos, y cuidando personas mayores, ellas. Aunque ahora también se contratan hombres para realizar la higiene de varones de edad».
Sin embargo, al voluntario de Cáritas hay otra realidad soterrada que le preocupa. «Hemos contado más de cincuenta pisos, al menos, en los que se ejerce la prostitución, que aparece concentrada en el Ensanche y alguna periferia. Las redes sociales favorecen esta actividad, que se ha desplazado a domicilios, con lo que se produce un proceso de invisibilización. Se negocia y se contratan servicios presenciales desde el espacio virtual. Y también hay prostitución masculina», según advierte Durán. Los pisos «patera» abundan igualmente. «Las mafias usan estos pisos para otorgar una residencia habitual a los inmigrantes con el fin de que puedan acceder a ayudas públicas. Es decir, pagan solo por empadronarse, y si viven en el propio piso, las condiciones de habitabilidad no son dignas. Aquí se da con frecuencia la explotación», afirma.
Esta es una realidad que la entidad conoce bien, porque va «paralela» a la demanda de alimentos y ropa. «El procedimiento legal de la inmigración va tan lento que favorece la trata de personas. Vino bien una reciente resolución del Parlamento europeo que denuncia el crecimiento de la prostitución y la trata de personas. Todo proceso migratorio conlleva siempre la explotación de mujeres», advierte.
El perfil más corriente es una mujer en solitario, latinoamericana y que huye de su país en busca de mejores condiciones de vida. «Y son mujeres jóvenes. En muchos casos vienen ya en las cadenas migratorias, enriqueciendo a las personas que trafican. En cambio, desconocemos el perfil del proxeneta. Sabemos que hay españoles, pero también hispanoamericanos. Desde Cáritas, los programas Vagalume y de Empleo llevan trabajando muchos años en este ámbito complejo, porque hay hijos que necesitan un apoyo especial, educativo, laboral y que no sean estigmatizados», tal como explica el directivo. Inquirido sobre si estaría a favor de la ilegalización de la prostitución, Durán la suscribe con matices: «Es un tema difícil, con muchos condicionantes éticos, que en todo caso debería ir acompañada de estrategias de inserción y promoción para las víctimas. La droga es un claro ejemplo».