Los colores de la SD Compostela tienen tirón

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

JORGE LENS

La demanda de la camiseta retro desborda las previsiones del club

04 ene 2024 . Actualizado a las 20:53 h.

El valor de los números es invariable pero su interpretación no. Pueden parecer más o menos, vistos en términos absolutos o puestos en contexto. Y, de una manera u otra, cabe colegir que los colores del Compos tienen tirón. Los años noventa, cuando el equipo llegó a disputar cuatro temporadas en Primera División, dejaron huella y sello de un club que sigue despertando simpatía. Y uno de los mejores indicativos es el de la venta de camisetas.

La media de venta cada temporada es de unos dos millares, más de la mitad con los colores de la primera equipación. Puede no parecer mucho, pero es más que bastantes equipos que están en superior categoría. Y puede parecer todavía más habida cuenta que la media de espectadores en San Lázaro, más allá de derbis puntuales y eventuales partidos de play off, se sitúa en el entorno del millar de seguidores.

El turismo tira de las ventas

En ese público que acude asiduamente al Vero Boquete está, en teoría, el principal núcleo de la clientela potencial. Pero la realidad dice que alrededor de ocho de cada diez camisetas son compradas por turistas que visitan la ciudad y no dejan pasar la oportunidad de llevárselas.

Además, esta campaña se van a superar las mejores expectativas, con el inesperado éxito de la camiseta que recuerda una de los segundos uniformes de la época en Primera, en la etapa del patrocinio de Escurís.

Esa imagen y los nombres de jugadores como Fabiano, Bellido, Nacho, Lekumberri, Frank Passi, Tocornal, Chris Ohen y un largo etcétera permanece muy presente en la retina de los compostelanistas y en muchos de los que no lo son. Y es, para siempre, una estampa perenne.

El club empezó pidiendo una primera remesa de cien. La acogida fue de tal calibre que el primer día tuvo que suspender la venta a través de Internet, para poder atender a la clientela local que se estaba acercando a la tienda oficial para comprarla presencialmente.

Enseguida se abrió una lista de espera para una nueva partida de otras cien, que tampoco tardó en agotarse. Y en el establecimiento están a la espera de que llegue un tercer pedido, de cien más.