Dos policías locales de Brión evitan en su primer mes de servicio el suicidio de una joven

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Los agentes vinculan el éxito del operativo al apoyo de la Guardia Civil

26 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Querer ser policía cuando tienes cinco o seis años es lo habitual, pero desarrollar esta idea en plena adolescencia es más raro. Sin embargo, esta es la historia Efrén Fajardo Buceta, vecino de Boiro y agente de la Policía Local de Brión, que se incorporó al servicio el pasado diciembre a la par que su compañero de promoción, el ordense Manuel García Otero. En este caso, su vocación tardó mucho más en manifestarse, quizá porque la solapaba su afán de trabajar en un oficio, el de monitor deportivo y socorrista de la piscina municipal de Ordes, que también cuida y vigila a los demás.

Ambos se conocieron durante su estancia en la Academia Galega de Seguridade Pública de A Estrada, donde los agentes completan su formación práctica tras aprobar las oposiciones. Y cuando sus uniformes aún huelen a nuevo, y ni la tela ni las botas están domesticadas, ya han experimentado en carne y alma propia una intervención que los marcará de por vida. Y por suerte y oficio, para bien.

Así, en una jornada laboral de la semana pasada, minutos antes de que iniciasen un operativo de tráfico en conjunto con la Guardia Civil de Brión, una llamada del 112 cambió sus prioridades en menos de un segundo. Al otro lado del teléfono de Emerxencias les informaban de que una mujer visiblemente nerviosa se había subido al tejado de una vivienda y permanecía sentada con ademán de querer tirarse. Su primera llamada fue para alertar a la Guardia Civil de que había que cambiar el dispositivo por una intervención de máxima prioridad y las patrullas de ambos cuerpos de seguridad acudieron la vivienda, a la que llegaron enseguida.

A pie calle, policías locales y guardias civiles se percataron del riesgo y se repartieron los roles: mientras un agente de cada servicio subía corriendo las escaleras del edificio, el segundo tándem comenzaba a hablar con la mujer para tranquilizarla y evitar que se arrojase al vacío. «Á altura que estaba, o que tiñamos claro é que se caía podería facerse moitísimo dano», relata Efrén Fajardo, que fue el policía que se quedó en la calle con un guardia civil para hablar con ella. Cuando Manuel García y una agente de la Guardia Civil llegaron a la puerta del inmueble pudieron entrar sin forzarla porque uno de los hijos de la mujer la había dejado abierta. En la vivienda se encontraba este menor con su hermano pequeño. También estaba la madre de la joven y abuela de los niños, una nonagenaria con problemas de movilidad y sobrepasada por lo que estaba ocurriendo.

«Mentres eles falaban coa muller para tranquilizala, eu entrei polo salón no que había unha ventá abatida. Eu e maila miña compañeira saltamos para collela, eu tirei por ela e entre os dous metémola para dentro», relata Manuel. La agente resbaló y se hizo daño en una mano y una costilla «pero nese momento nin se deu de de conta porque o único no que se pensa é que tes que collela», reconoce el policía brionés. Con la joven a salvo, y a la espera de la ambulancia del 061, que la trasladó a un centro hospitalario para recibir atención médica, los agentes afrontaron un trabajo igual de importante y difícil: atender a los niños mientras localizaban a su padre para informarle de lo ocurrido y decirle que, pese a todo, la intervención había terminado de la mejor forma posible. El padre, con un trabajo que con asiduidad le obliga a estar lejos de Brión, se encontraba muy cerca, por lo que enseguida llegó a su casa. Mientras tanto, los agentes se quedaron a cargo de los niños y de la abuela. «Intentamos entretelos», recuerda Efrén Fajardo. 

«Temos distinto uniforme pero o camiño é o mesmo: axudar á xente» 

Ha pasado más de una semana desde que ambos agentes participaron en este operativo, y con los recuerdos todavía muy nítidos señalan que recibieron formación para este tipo de operativos, pero cuando llega la hora de actuar hay que tener en cuenta muchas variables.

«Cada intervención é diferente, non é como as matemáticas. Ensínante como actuar pero depende de moitos factores, e tes que adaptarte a eles. Para nós foi un servizo moi humanitario porque despois de salvar á muller a nosa prioridade inmediata foron os nenos, e non te esperas ter que coidar a uns nenos pequenos nesa situación», relata Manuel, a lo que Efrén añade que «en casos como este temos que actuar do xeito máis profesional. Tanto nós como a garda civil estamos para axudar, e nunha situación así tes que tranquilizar ás persoas. Iso é o mais enriquecedor do noso traballo».

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«Temos distinto uniforme pero o camiño é o mesmo, axudar á xente porque somos axentes de proximidade e a nosa función é que as persoas se sintan seguras», concluye Manuel refiriéndose a la Benemérita, ya que en todo momento insiste, al igual que su compañero que el éxito de la intervención se debió «a que a Garda Civil nos botou unha man».

Ambos agentes reconocen que el buen ambiente de trabajo, tanto con el tercer policía, que también es su jefe, como con el Concello, la Guardia Civil y el Grupo de Emerxencias Supramunicipais (GES) del municipio resulta fundamental para que todo funcione. «Apoiámonos os uns aos outros», afirman.