La magia de Ximonde anima a explorar su puente colgante sobre el Ulla y el camino a Cubelas

Cristóbal Ramírez SANTIAGO / LA VOZ

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CRISTÓBAL RAMÍREZ

Un lugar de esos que si uno ve en Gran Bretaña o Alemania suelta «¡qué maravillas tienen aquí y qué bien lo cuidan todo!». Pues esa maravilla está muy cerca de Santiago

01 jun 2024 . Actualizado a las 04:50 h.

El puente de Sarandón, en Vedra, se convierte no solo en el comienzo de una ruta sino también en un mirador excepcional sobre el río Ulla. A esa altura corre muy ancho y más o menos calmado, tras haber pasado por unos rápidos espectaculares y aunque ignore que algo más adelante va a formar otros también de sobresaliente

Hasta el puente, cuyo tablero está adoquinado cuan rara avis hoy en día, se llega de manera rápida por la autovía a Ourense, dejándola en la primera salida (Ponte Ulla) y eligiendo la derecha después del peaje. El único problema es que no hay sitio para aparcar en Sarandón, y a duras penas se deja el coche arrimado a la cuneta para no estorbar el tráfico.

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Punto de partida, por lo tanto, y desde ahí, y obviamente sin cruzar el río, no queda otro remedio que ascender y coger la primera a la izquierda para ir siempre lo más cerca de la corriente. El recorrido semeja idóneo para los amigos de la bicicleta de montaña. En realidad, el único inconveniente es esa corta salida en cuesta, cuando las piernas todavía están frías y que más de uno ha ascendido a pie.

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Puede hacerse también en coche, si bien dando un poco más de vuelta porque en ocasiones las pistas se presentan de tierra, aunque ciertamente son anchas y se encuentran en más o menos aceptable estado tras las lluvias de principio de primavera. Y, por supuesto, los amigos de poner un pie delante del otro van a disfrutar del recorrido. Además, el itinerario discurre en paralelo al Ulla pero lo suficientemente alejado como para que no haya peligro.

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Y en muy poco tiempo se alcanza Ximonde. Palabras mayores porque Ximonde se define como un lugar cargado de magia, de esos que si uno ve en Gran Bretaña o Alemania suelta «¡qué maravillas tienen aquí y qué bien lo cuidan todo!». Pues esa maravilla está muy cerca de Santiago.

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El lugar, además de un enclave de investigación ictiológico, ofrece un paseo magnífico que conduce a un puente ya simbólico y bien conocido por los pescadores. Es, además y siempre relativizando, seguro para ir con menores, lo cual no quiere decir que haya que perderlos de vista.

Desde Ximonde surge la posibilidad de continuar por un camino de tierra, ancho, que va muy cerca del Ulla. Es un tramo sin peligro siempre y cuando no se aparte uno de la vía, ya que las lluvias de la estación han dejado la ribera por lo menos inestable. Y en un corto paseo se alcanza el área recreativa de Cubelas.

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Si se va en coche, desde Ximonde no queda otro remedio que acometer una buena pendiente entre pinos y eucaliptos, y dejando una gran explotación de vino a la derecha tras ver los primeros bancales justo antes. Así se desemboca en una curva en herradura, y eligiendo la izquierda para bajar buscando el Ulla de nuevo el excursionista cruza un paisaje muy grato donde parece haberse detenido el tiempo, la Galicia eterna sin destrozos. Ni siquiera los eucaliptos muestran su por lo general agresivo aspecto (desde un punto de vista estético, por supuesto).

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Y claro está que de este modo también se alcanza el área recreativa de Cubelas, un lugar de descanso e idóneo para pasar una tarde y comer o merendar al aire libre cuando la meteorología muestra su cara amable, como hoy. Por supuesto, aquí también procede no perder de vista a los más pequeños de la familia: un río es siempre un río, aunque ahora las aguas del Ulla bajen más calmadas que en Semana Santa.