La hostelería de Santiago vuelve a sufrir los plantones de clientes con reserva: «Piden una mesa para 12 y muchas veces no aparecen»

Blanca serrano SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

El sector asegura que el problema se da con más frecuencia este verano y, en mayor medida, por parte de visitantes

29 ago 2024 . Actualizado a las 20:53 h.

Las reservas en los restaurantes de Santiago se disparan en verano con el aumento del turismo, y con ellas llegan los llamados «clientes fantasma», aquellos que reservan mesa en estos locales y no aparecen a la hora acordada o que directamente no llegan a presentarse nunca. Esta práctica, que no es nueva, provoca un gran problema para los trabajadores de la hostelería, ya que pierden los beneficios estimados para ese día al no poder llenar los espacios que estaban reservados y se ven obligados a salir del paso con dificultades.

«Tenemos un salón muy pequeño y si falta la gente que ha reservado nos afecta bastante», comenta Jimena Sodorini, trabajadora del restaurante A Lareira, en la rúa de San Clemente. «Reservan y después encuentran otro sitio por el camino y ya se olvidan de llamar o tienen alguna excusa para no venir», corrobora Juan de la Peña, camarero del mismo establecimiento. Manuel López, gerente de Fogar do Santiso, en la rúa do Franco, afirma que este problema las reservas fantasma «pasa muchísimo» y que ocurre con más frecuencia en temporada estival, al haber más afluencia de gente en la ciudad: «En verano vamos muy justos. La gente reserva, va a otro bar y no te llaman. Sin embargo, otros que llegan quince minutos tarde sí te llaman». Esta problemática de los «clientes fantasma» tiene más incidencia cuando las mesas que se dejan desocupadas son de mayor capacidad, por la dificultad para llenarlas posteriormente. «Perdemos facturación, porque, por ejemplo, si hay una reserva para ocho, que son dos mesas o tres, y está bloqueada hasta las 14.30, no se puede sentar nadie antes ni después, entonces pierdes fácilmente 400 euros de facturación de esos clientes», explica Manuel. «Cuantas más reservas tienes, más refuerzo traes, se necesitan camareros, que salen del beneficio de la empresa», añade.

La misma situación tiene lugar en el Mesón 42, donde Jesús Pérez, el encargado, comenta que esto está ocurriendo con más frecuencia que el año pasado. «Está pasando muchísimo. Por las noches me reservan mesas para 20 personas o para 12, por ejemplo, y muchas veces no aparecen». «Nosotros lo que reservamos es solo el comedor, la parte de delante del restaurante va por orden de llegada. Cuando veo que los clientes con reserva no llegan después de quince minutos, voy dando mesas a la gente que va llegando», explica Jesús. Sin embargo, asegura que esta solución en ocasiones no funciona para los clientes que cancelan en el segundo turno de trabajo, ya que a una hora determinada cierran la cocina. El hostelero también afirma que los turistas no consumen ni gastan como otros años, y son los que suelen desentenderse a la hora de cancelar una reserva. Este problema no se da tanto en los clientes locales. «Los de aquí, si no vienen te avisan. Pero los turistas no lo suelen hacer, los llamas y no contestan, o te dicen que les surgió algo».

MARINA FERRADÁS

«Hay locales que piden el número de la tarjeta y te descuentan un tanto por ciento si no te presentas»

Para evitar conflictos con los clientes que no cancelan las reservas con antelación, muchos locales están optando por distintos métodos para prevenir esas situaciones, como cobrar una cantidad al cliente como fianza o pedirles el número de su tarjeta de crédito. Y si no aparecen o cancelan la reserva en menos de 24 horas, el restaurante les cobra una cantidad de dinero.

Por ahora, la mayoría de los restaurantes no han empezado a utilizar esta medida preventiva, aunque muchos están cansados de la situación. Manuel López, gerente de Fogar do Santiso, comenta que no trabajan de esa forma: «Nosotros nos lo comemos con patatas, pero hay otros restaurantes que están implantando ya las reservas con tarjeta de crédito. Si no vas, te descuentan un tanto por ciento». Explica que a la gente le parece mal tener que pagar una fianza, pero asegura que «si no vienen, yo tengo que cubrirme».

«Nosotros no trabajamos así, vamos tirando con lo que tenemos», comenta Jesús Pérez, encargado del Mesón 42, que se suma a los restaurantes de Santiago que no utilizan el método de la fianza para minimizar pérdidas con las reservas fantasma. «Los clientes de siempre me ven que estoy llamando a gente que no aparece y me dicen que por qué al coger las reservas no les pido algo de dinero», relata el hostelero, refiriéndose a los usuarios habituales de su establecimiento. Ambos restaurantes simplemente piden el número de teléfono y, si los clientes no van, los llaman pidiendo una explicación.