Más controles aleatorios en el norte y un ingreso de 3,2 millones para Raxoi
SANTIAGO
Ames, Teo y A Estrada suman más de 70.000 habitantes y son, con la excepción de Oroso, al norte, los concellos que más flujos de tráfico generan con Santiago. La comunicación entre la capital gallega y estos municipios es prácticamente imposible sin pasar por un tramo vigilado por un radar de velocidad. Todos los vehículos que se mueven por el túnel de O Hórreo, O Paxonal y Conxo están sometidos a controles de velocidad fijos, señalizados y más que anunciados. A esta red de competencia municipal se suma ahora, ya bajo supervisión de la Dirección General de Tráfico, el radar de doble sentido de Pontevea; el único radar fijo de la AP-9 entre Compostela y Pontevedra, también en territorio de Teo; y el del kilómetro 19 del corredor Brión-Noia.
La DGT también vigila con radares la N-550, a la altura de A Sionlla; y la N-547, en O Pino, cuyo cinemómetro del kilómetro 87 es de los más efectivos de España, al menos en cuanto a sanciones y recaudación. En la zona norte son más habituales los controles aleatorios y móviles, tanto por parte de Tráfico como de la policía local. Ambos cuerpos frecuentan emplazamientos en la salida de Santa Comba, en la zona de O Romaño; o en la avenida de Asturias, ambos en Santiago.
En la ciudad, el Concello es el responsable de decidir la ubicación de los controles fijos —hay más cajetines que radares, y el que más recauda es el de Conxo— y de esta rotación de los aparatos dependen en buena medida los ingresos por multas. Raxoi presupuestó en el 2024 una recaudación de 3,2 millones.