Elena, la Meiga Volandeira primigenia que lleva contando los misterios y leyendas de Santiago 6 años

SANTIAGO

El «freetour» teatralizado que ella ideó para mostrar la cara más enigmática de su ciudad es uno de los más populares todo el año
01 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Todos los días aparece una bruja vestida de negro revoloteando a media tarde, con su capa y escoba, por el Obradoiro. Ocasionalmente, es un druida el que se presenta puntual, a las ocho, en esta emblemática plaza compostelana. Un grupo de gente se arremolina a su alrededor y parten en una ruta que viaja por los misterios y leyendas de la ciudad. La Meiga Volandeira primigenia es Elena Iglesias Durán. Esta santiaguesa de 34 años lleva desde el 2018 ofreciendo uno de los freetours teatralizados más populares y demandado de la ciudad a lo largo del todo el año. Durante la temporada alta del turismo, coincidiendo con el verano, suelen agotarse las plazas y es recomendable reservar con antelación para disfrutar de una experiencia que ella puso en marcha cuando fundó su propia empresa, Galicia Experience. En su agencia de viajes ofrece tours y freetours por Santiago, A Coruña, Pontevedra, Ourense, Lugo y Ferrol; además de paquetes gastronómicos, en torno al Camino de Santiago o visitas de pago.
Cuenta Elena que la idea del Freetour nocturno de leyendas y misterios fue uno de los primeros que puso en marcha: «Empecé haciendo queimadas para los peregrinos, mucho antes de ser guía turística, y luego lo fusioné con la idea de la meiga en una ruta porque vi que hay mucho contenido en la capital gallega: el tema de la Inquisición, el antiguo cementerio de peregrinos detrás del Ayuntamiento, la figura de la Santa Compaña...». Así surgió una experiencia de una hora y media que atrae, sobre todo, a las familias. «Vienen muchas parejas de mediana edad con niños porque, al ser teatralizado, resulta muy ameno para los más pequeños», indica la Meiga Volandeira. Ahora ya no solo da vida ella a este personaje. En su equipo hay más meigas y druidas volandeiros para atender toda la demanda que ha surgido alrededor de este recorrido.
Ayer, de hecho, hubo un freetour especial que hacen todos los años por Halloween, en el que todo el equipo (todos guías oficiales acreditados por Turismo de Galicia) participó encarnando a distintos personajes a lo largo de la ruta: un peregrino escondido en el cementerio contando cómo murió, un hereje en el barrio judío, un verdugo en Cervantes (donde se hacían los autos de fe)... Unas 70 personas, divididas en dos grupos, disfrutaron de este recorrido que en alguna ocasión se tuvo que cancelar porque llovía demasiado. Sin embargo, en esta ocasión, el cielo se apiadó para pasar una noche de miedo.
Elena revela que el nombre Volandeira surgió porque cuando se disfraza suele llevar un colgante de plata con forma de concha de vieira que le dio su abuela, «que es la meiga de verdad, yo soy un poco aprendiz de ella». De hecho, algunas de las leyendas de la ciudad provienen del saber popular transmitido de esta compostelana a su nieta, como por ejemplo la historia de la Casa de la Balconada de Xelmírez. «Ella nutre de contenido a esta leyenda y cuenta que había una mujer muy bella en la Casa da Balconada, a los pies de la cual sucedió el asesinato del obispo Suero Gómez. Esta mujer estaba felizmente casada y se dice que el obispo estaba enamorado, en secreto, de ella. Su marido desapareció en extrañas circunstancias y ella pensaba que había sido por capricho del obispo. Pidió a un caballero ayuda para vengarse de él y, el día de la procesión del Corpus Christi, se escondió detrás de la balconada. Antes esta era una calle estrecha, paralela a la rúa do Vilar y la rúa Nova, aunque ahora es un jardín cerrado. El caballero esperó agazapado a que pasase el obispo y le clavó un puñal. En medio del ajetreo del Corpus Christi se supone que pudo escapar y el obispo cayó al suelo. Dejó a su alrededor un charco de sangre, un mal augurio, y el resultado es que ahora esta calle está cerrada y no se puede pasar», relata Elena reproduciendo la historia que se ha ido deturpando entre el pueblo hasta llegar a esta versión que conocía su abuela.
De toda la ruta nocturna, dice, lo que más sigue impactando a los participantes es la sombra del peregrino de A Quintana, así como la visita al cementerio de Bonaval cuando está abierto. «Allí es donde acabamos el tour y la gente alucina. Sigue siendo un sitio bastante desconocido y ver nichos abiertos es algo que impresiona. Muchos tienen miedo», señala Elena, una meiga muy picheleira.