Montse Pardo, diecisiete años sobre el tatami contra viento y marea

M. García

SANTIAGO

Cedida

La yudoca compostelana logró un quinto puesto en el Campeonato de España absoluto

06 dic 2024 . Actualizado a las 19:06 h.

La compostelana Montse Pardo, que lleva varios años afincada en Madrid por razones de estudios, es uno de los muchos ejemplos de quienes abrazan el deporte por la pasión de disfrutarlo, en su caso el yudo. Se subió al tatami por vez primera cuando tenía diez años y ya no se ha bajado. Ni siquiera en un año tan complicado como este 2024, por las lesiones y por el poco tiempo disponible para entrenar.

A diferencia de los dos cursos anteriores, en los que conquistó el bronce en el Campeonato de España absoluto, esta vez ha logrado un quinto puesto en -70 kilos que, no obstante, le deja un gran sabor de boca dadas las circunstancias. Alba López ganó el combate que tenía la llave del podio. A tan poco distancia se quedó de revalidar la medalla..

De alguna manera, Montse Pardo está inmersa en una suerte de ciclo olímpico con los libros. Lleva cuatro años preparando las oposiciones a la abogacía del Estado, que están ya a la vuelta de la esquina y dejan poco respiro.

En el 2022, después de conseguir su primer bronce, comentaba lo siguiente respecto a las facetas del deporte que le ayudan en los estudios: «La disciplina para perseverar, porque no siempre la motivación es la misma, y el dominio del estrés, porque un combate es comparable a un examen. En una oposición tan dura mentalmente como esta, el deporte ayuda a enfocarla».

A medida que se acerca la cita en la que le tocará luchar en el tatami del Derecho, los días se encogen. No hay horas para atender todos los frentes. Además, esta campaña ha sido especialmente complicada por una sucesión de percances físicos que la llevaron al Campeonato de España, en Gran Canaria, sin apenas combates de preparación.

Más allá de las veces que se ha subido al podio o se ha quedado muy cerca del cajón, el gran logro de Montse Pardo es que son ya diecisiete años subida al tatami, contra viento y marea, siempre con la voluntad de disfrutar de un deporte que le apasiona y para el que acaba sacando tiempo de donde no lo hay.