Un puente medieval, otro centenario y el tercero muy moderno avisan de que el Tambre está llegando a Negreira

cristóbal ramírez SANTIAGO

SANTIAGO

Cristóbal Ramírez

La ruta parte de la ermita de la Virxe do Corpiño y pasa por Ponte Maceira

30 dic 2024 . Actualizado a las 19:12 h.

La sencilla ermita de la Virxe do Corpiño, en un alto, se convierte en punto de encuentro para comenzar una excursión. Se localiza en la aldea de Oca, municipio de Ames, y por su situación estratégica sobre el río Tambre cuesta pensar que no esté construida sobre un castro. En cualquier caso, eso es tema para los historiadores, el visitante se va a conformar con fijarse en el nutrido grupo de casas de muy buena cantería, algunas en ruinas, pero todas ellas remitiendo en su lenguaje mudo a los muy buenos canteros que tuvo que haber en la comarca. Y a la salida, una auténtica lección: un sencillo y alto cruceiro con una cruz dignifica el entorno, justo lo contrario de lo que hace un hórreo de ladrillo. Cara y cruz muy emblemáticas del país.

Si se sigue la carretera (o sea, cuando se llega al cruce, a la derecha), el pronunciado y abundante en curvas descenso conduce a la aldea de Lens, donde lo más destacable es su pazo y su templo de San Paio, levantado en tiempos del barroco si bien existió otro al menos en el siglo XII.

El visitante ya está abajo. O sea, circulando por las tierras de aluvión del Tambre, de modo que adiós a las cuestas. Y así llega al ahora muy conocido Ponte Maceira, una obra que, faltaría más, es considerada romana. La tradición ayuda a ello: por ahí escapaban los discípulos del Apóstol rumbo al sur y, una vez salvado el río, sus perseguidores acabaron en el agua porque el puente se derrumbó bajo sus pies por intervención del Apóstol, obviamente. Es, en realidad, muy posterior a aquellos míticos hechos, con base medieval y reforma posterior estudiada por el investigador nicrariense Amancio Liñares. En cualquier caso, el entorno merece una larga parada.

Cruzando la corriente, una pista estrecha deja el Tambre a la izquierda y a los pocos metros se abandona aquella. Y por una buena razón: la Prolongación a Fisterra y Muxía invita a bajar por medio de un bosque y acercarse aún más a la orilla.

Cristóbal Ramírez

Fantástico paseo que debe ser interrumpido para subir unos pocos metros y admirar otro puente, este de comienzos del siglo XX y hoy en día nada más que con tránsito testimonial puesto que fue construido un tercero, moderno, que es el que utiliza todo el mundo. Al otro lado de este segundo puente abre sus puertas un cafébar ya histórico, Rufino, para reponer fuerzas.

De vuelta a la ribera del Tambre, el camino va a dar a una carretera ciertamente poco recomendable para andar: demasiado ancha, poco sitio para el peatón y en determinadas horas bastante tránsito de vehículos. En ese recorrido se ve claramente a la izquierda una vivienda grande y blanca en lo alto. Fue construida sobre un castro a finales de los años 70 del siglo pasado con total impunidad: su propietario, ya fallecido, tenía mucha mano con los poderes poco democráticos de entonces.

La excursión toca a su fin cuando se elige la izquierda, siguiendo las indicaciones hacia Logrosa y A Chancela vigilados por eucaliptos a un lado y carballos al otro, con su pazo privado a ochocientos metros, que es la antesala de Negreira. Pasado ese pazo arranca a la izquierda una pista que conduce a la iglesia de San Eleuterio y su semioculto cruceiro más allá, y remata un poco más adelante: se convierte en terrera y permite un paseo circular que conduce a la mismísima orilla del río Tambre, el cual se retuerce formando un meandro. Se ve ancho, y es que hasta ahí llega la influencia de un embalse construido aguas abajo: el de Barrié de la Maza.

PORTOCHÁN

42°55'45''N 8°40'30'' W

LA FOTO MÁS PERSONAL

En el puente del XX.

CON MENORES

Los tramos de tierra son seguros para andar.

MAPA RECOMENDADO

Instituto Geográfico Nacional. 94-I y 94-III.