José Antonio Liñares, de la Unión Hotelera: «No quiero decir que estemos mal, pero Santiago perdió el brillo de los 90»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

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SANDRA ALONSO

«Mayo y septiembre fueron de récord, pero en julio caímos 12 puntos»

14 ene 2025 . Actualizado a las 21:31 h.

José Antonio Liñares es una de las voces con más prestigio del sector de la hotelería de Santiago, y tras 25 años al frente del hotel Costa Vella se ha ganado el respeto de la mayoría de sus colegas compostelanos. Actualmente es el portavoz de la Unión Hotelera de Santiago.

—¿Qué balance hace la Unión Hotelera de Santiago del 2024?

—Todo es mejorable, pero fue razonablemente bien. En cuanto a ocupación hotelera, la evolución es positiva. Hemos tenido meses, como mayo y septiembre, de récord. Si todo el año fuera como septiembre, el turismo generaría un enorme valor a la economía de la ciudad. ¿Qué ocurre? Que tenemos que pelearnos en meses mucho más flojos. En septiembre no es solo turismo vacacional, hay congresos y comienza la actividad académica en la USC.

—¿Se avanza en la desestacionalización?

—Octubre fue también excelente con un 88 % de ocupación, como agosto. Destacó el dato de mayo y octubre junto al crecimiento de abril. Esto es buenísimo, porque la desestacionalización tiene un efecto positivo en la ciudad, que va más allá de sumar ocupación. Permite ampliar la duración de los contratos. Esto es excelente para mercado laboral y los trabajadores.

—¿Qué pasó en julio?

—Es el punto flojo. Julio es un misterio. Debería ser maravilloso: más horas de sol, vacaciones, fiestas, pero la ocupación cae doce puntos. Eso es muchísimo, y además, cuando cae la ocupación, cae el precio medio. No lo entiende nadie. El 25 de julio la ocupación fue del sesenta y pico, una barbaridad. El 24 de julio, un hotel como el NH tenía la mitad de sus habitaciones vacías. Es incompresible.

—¿Qué es lo que falló?

—Podemos apuntar ideas, pero no se explica. Quizás no interesa proyectar las fiestas fuera. Creo que se ven las fiestas del Apóstol como actos institucionales para políticos, militares... Creo que, en general, la gente no tiene ni idea de que hay fiestas en Santiago. Por otro lado, hace buen tiempo y la gente se va a la playa.

Los datos son objetivos. Cae el turismo internacional, y el nacional no compensa la caída.

—En resumen, se alargó la temporada alta, pero perdimos julio.

—Efectivamente, ganamos abril y octubre, incluso noviembre, aunque con unas tarifas muy bajas, pero sorprendentemente perdimos julio, que debería ser nuestro mes.

—¿Qué ofrece Santiago? ¿Tiene una oferta con el nivel que merece una ciudad Patrimonio de la Humanidad y que fue Capital Europea de la Cultura?

—Solo puedo responder con una visión subjetiva. Durante un tiempo se vivieron unas circunstancias muy positivas. El efecto del Xacobeo 93, por ejemplo, cuando se disponían de recursos infinitos para la promoción. Hubo conciertos de los artistas más grandes del mundo. Llegamos en la cresta de la ola a 1999, y en el 2000 fuimos Capital Europea de la Cultura. Nos vinimos arriba. Santiago tenía un brillo excepcional. Cuando decías fuera que eras de Santiago, todo eran elogios. Lo hicimos bien, lo copiaron otros, y poco a poco, nos fuimos diluyendo. No quiere decir que estemos mal, pero se perdió el brillo del 99. Jugamos en la Champions durante unos años y después vivimos de la inercia. Quizás hay un tipo de turismo que no debería promocionarse. Efectivamente, respondiendo más directamente a su pregunta, deberíamos tratar de mantener a Santiago en la Champions, y para ello, promocionarla para ganar turismo de más calidad.

—Ciudades como A Coruña y Vigo nos están ganando por goleada en conciertos y actividades culturales.

—La corporación local no está en la proyección exterior. Me encanta lo local, pero tiene un alcance limitado. Recuerdo a Xosé Manuel Iglesias, concejal del Bloque, cuando estaba yo en la asociación de hostelería, que me repetía con insistencia: si estás jugando en la máxima división, tienes que tener todo de máxima división: políticos y técnicos. Santiago es conocido internacionalmente. Utilicemos a Santiago como reclamo, porque esa promoción traerá gente a toda Galicia. Promocionar Santiago tiene un efecto multiplicador.

«En meses de menos ocupación la turismofobia es mayor»

«Es comprensible que el turismo masivo genere molestias. Está ocurriendo a nivel global, pero no olvidemos que es una actividad muy valiosa. Pediría responsabilidad, porque es una actividad económica que, si no existiera, no habría la amplia oferta de restauración, cultural y académica de la que también nos beneficiamos los de Santiago».

—¿La turismofobia va por meses?

—Es curioso que los meses de menor ocupación hotelera sean los de mayor turismofobia. En mayo, octubre, incluso septiembre, con elevados porcentajes de ocupación, no hay quejas. Dejo ahí la reflexión.

—¿Pero crece esa fobia?

—El problema de la saturación turística no es tanto por la ocupación hotelera, que aporta valor económico, sino por el excursionismo. Cuando en el párking de Salgueiriños hay 30 buses, son 1.500 visitantes que no aportan nada a la ciudad y sí producen un daño a los residentes. Justamente esta gente se va de rositas. No pagará una tasa turística.

—¿Qué saben de ella?

—No tenemos noticias. Supongo que están creando las estructuras necesarias para cobrar la tasa. Aunque no olvidemos que, una de las condiciones, es consensuar su utilización con el sector. Imagino que hablarán con nosotros antes de imponer. Espero que se haga bien, en el sentido de que no creen una tasa en la que los costes de la recaudación superen al beneficio.

—¿Cree que puede perjudicar?

—A los hoteles nos genera un trabajo extra más. El huésped está cautivo. Paga, pero luego llega al aeropuerto y no tiene taxi. Este año tuve que llevar a huéspedes a la estación, porque estaban desesperados. Perdían el tren.

—¿No hay solución al taxi?

—No le voy a echar la culpa a nadie, pero en diciembre con una ocupación del 45 %, la gente llegaba al aeropuerto y no había taxis. El dato se explica solo, pero luego les cobraremos la tasa. Hacen falta alternativas. El servicio actual del autobús al aeropuerto provoca rechazo en el vecino. No hay espacio para las maletas y el vecino que, por ejemplo, viene de la Praza quiere su servicio.

—Nos queda el aeropuerto para el final. ¿El Rosalía de Castro sigue flaqueando?

—Llevamos años con el discurso localista y el de las subvenciones al bajo coste. Debería impulsarse como aeropuerto internacional. Los vuelos traen turismo internacional, pero también es bueno para que los de aquí tengan destinos para sus viajes.