La deriva del PSOE en Raxoi complica la dinámica de pactos a Sanmartín

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Gonzalo Muíños charla en un pleno de la corporación con la primera teniente de alcalde (izquierda), María Rozas (CA), y la alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG).
Gonzalo Muíños charla en un pleno de la corporación con la primera teniente de alcalde (izquierda), María Rozas (CA), y la alcaldesa, Goretti Sanmartín (BNG). PACO RODRÍGUEZ

Tendrá obligatoriamente que negociar a dos bandas los asuntos plenarios

24 ene 2025 . Actualizado a las 12:46 h.

El ejecutivo de Goretti Sanmartín (BNG-CA) no teme por la gobernabilidad de la ciudad bajo su mando a raíz de la crisis desatada en el PSOE. Las fuerzas de izquierda siguen siendo mayoría y en el horizonte no se aprecia ninguna operación que pueda alterar esa aritmética plenaria. El propio Borja Verea (PP) lo dejó claro en su rueda de prensa de este lunes —«quero ser alcalde por que así o decidan os santiagueses, non con atallos, coma outros», dijo al preguntársele por una posible moción de censura. Y el todavía portavoz socialista, Gonzalo Muíños, quiso disipar cualquier duda ya con anterioridad y en el mismo pleno del estado del municipio, el pasado día 16, adelantaba que su grupo nunca apoyaría a un candidato del PP.

Pero eso no significa que la guerra fratricida del PSOE no le vaya a complicar el mandato a la nacionalista. Lo hará, y mucho. Consumada la fractura en dos bloques del grupo municipal socialista, Goretti Sanmartín ya no dependerá de un solo interlocutor por la izquierda, sino de dos. Tendrá que pactar por partida doble cualquier cuestión para la que precise respaldo plenario. Y será así mientras los seis ediles socialistas sigan bajo el mismo paraguas, pero también cuando se oficialice su más que probable escisión. Ese divorcio parece inexorable. Otra cosa es cuándo se oficializará, porque los díscolos están dispuestos a dar la batalla hasta el final para mantenerse bajo las siglas del PSOE.

De momento, tanto estos (Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez) como los dos concejales que se mantienen en la disciplina del partido (Sindo Guinarte y Marta Abal) están a la espera del informe del secretario municipal acerca de la pertenencia o no de Gonzalo Muíños al grupo municipal tras la suspensión temporal de militancia en el partido. Del secretario dependerá que Muíños ejerza o no de portavoz del PSOE en el pleno ordinario del día 30. Pero no es ese el que ha de preocupar a Sanmartín. No salvo que lleve algún asunto de trascendencia. El foco de la alcaldesa está en el pleno de los presupuestos, que pretende celebrar a mediados de febrero. Negoció las cuentas con el grupo socialista en pleno pulso con la ejecutiva local, con lo que nada le asegura que vaya a disponer de los votos suficientes. Puede tener asegurados los de los díscolos, pero no está tan claro que los de Guinarte y Abal. Y los cuatro de aquellos no le serán suficientes si tiene enfrente al PP (11 ediles) y al PSOE. Con ocho concejales (6 del BNG y 2 de CA), el gobierno seguirá dependiendo del flanco izquierdo de la oposición, de todo, para sacar los asuntos plenarios.

En la gestión diaria, la que es competencia de la Xunta de Goberno, no tiene problema, pero en la plenaria está a expensas de la oposición, incluso para los temas que solo requieren mayoría simple. Y no le vale la abstención de la izquierda opositora. Ante el voto en blanco de esta, siempre que el PP discrepe del gobierno impondrá su mayoría. Sanmartín va a precisar el respaldo de los díscolos ante cualquier votación plenaria (la del PSOE con dos concejales no le sería suficiente) y al menos la abstención socialista. El voto contrario de estos últimos sumaría mayoría absoluta con el del PP.

El nuevo escenario revaloriza los once votos de los populares y obliga a Sanmartín a negociar a dos bandas con la izquierda. Y puntualmente puede que a más. Los concejales no adscritos no constituyen grupo y aunque en este caso, por su procedencia, puedan funcionar como tal, puntualmente podrían tener discrepancias a la hora de ejercer su voto, según el calado del debate. Si no hay grupo formal, tampoco hay disciplina de voto.

Borja Verea: «Isto é unha fractura total da gobernabilidade da cidade»

 

 

El portavoz municipal del PP, Borja Verea, considera que la crisis del PSOE y el probable pase de cuatro de sus integrantes a concejales no adscritos supone una «fractura total da gobernabilidade da cidade». El popular sostiene que la quiebra del grupo que hasta ahora lidera Gonzalo Muíños sí afecta a la ciudad, en la medida en que «temos un goberno que perde o seu principal piar», según apuntó ayer en Radio Voz. «Temos un goberno sostido polo PSOE: este goberno non existiría se non fose polo PSOE», dijo, al tiempo que se preguntó «como non vai afectar isto aos cidadáns?». Entre otras cuestiones, abordó el anuncio de los nuevos presupuestos para indicar que ese acuerdo está ahora en el aire, pero también para cuestionar su contenido cuando programa ingresos por 2,6 millones por la tasa turística cuando todavía ni hay ordenanza. «Quen se cre eses orzamentos cando a partida máis novidosa está fóra da realidade?».

El popular criticó también el anuncio del anteproyecto de la Factoría Moza para Salgueiriños cuando Raxoi no dispone de financiación. «O mesmo día anuncian que teñen que buscala» y eso, dijo, puede «xerar frustración» en la ciudadanía, además de recordar que tienen la Casa da Xuventude «bloqueada».