El mercado de la vivienda toca fondo en el área metropolitana de Santiago: «Hay muy poca oferta y mucha demanda»
SANTIAGO
La inflación de precios no solo golpea a la capital, sino que se expande por Ames, Oroso, Padrón o Teo: los alquileres que parten desde los 400 euros y llegan a superar los 800
31 ene 2025 . Actualizado a las 22:19 h.Los altos precios de la vivienda que siempre caracterizaron a Santiago desplazaron de la ciudad a las clases medias, especialmente a los trabajadores jóvenes, abocados a buscar vivienda en su área metropolitana. O Milladoiro, Bertamiráns, Teo, Sigüeiro y Brión crecieron por un fenómeno que ofrecía inmuebles mucho más baratos o de mayor calidad. Esa época de vino y rosas, explican fuentes del sector inmobiliario, vive sus últimos coletazos: encontrar gangas en los concellos periféricos ya se ha convertido en un imposible.
«La realidad es que hay muy poca y oferta y mucha demanda», explica Andrés Blanco, propietario de la inmobiliaria Servicuatro de Padrón. En la capital del Sar cifra el coste de un alquiler en la horquilla de «los 400 a los 450 euros. Pero apenas hay opciones. Te llama gente continuamente y ya no sabes que decir. Los ves desesperados. Todo lo tengo, en cuanto sale un inquilino, el día siguiente entra otro». En lo referente a la opción de comprar, confirma que la situación es similar: lo poco que hay se encuentra disparado de precio. «Apenas vemos obra nueva. Antes había movimiento, pero ahora el que se queda en el piso es porque no encuentra otro mejor».
Una valoración similar es la que hace Jacobo Blanco, de la inmobiliaria Capitel KSA. Miembro de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), realiza una radiografía pormenorizada de lo que se vive actualmente en el área metropolitana de Santiago: «Hay muy poca vivienda. Creo que estamos pasando por una burbuja porque los precios son inasumibles, tanto en alquiler como en compra. El índice del metro cuadrado en este momento es el más alto que jamás hayamos visto, y no estamos hablando de inmuebles nuevos, sino de segunda mano».
El experto confirma el fenómeno que también golpea a las grandes ciudades, y que corresponde con que los constructores se niegan a edificar porque «no les compensa. Si en un proyecto de 100 viviendas, tienen que hacer 60 de protección pública; y 30 privadas, no les viene a cuenta. A eso hay que incluir el problema con los materiales, que cada semana tienen un valor distinto».
Afirma que eso puede comprobarse en que la demanda de casas tras el covid se quedó en nada: «Yo no veo apenas construcción de viviendas unifamiliares. Si hoy contratas un proyecto, mañana puede que se te haya doblado el precio». En lo referente a los alquileres, afirma que en Ames, Brión o Teo, las subidas corresponden con los 100 o 150 euros anuales. Recuerda que «las agencias inmobiliarias no tenemos la culpa de las subidas. La tiene el mercado. Mientras haya compradores que paguen 190.000 euros por un piso de tres habitaciones en O Milladoiro, o lo alquilen por 700 euros, el mercado seguirá subiendo». Cree que esa es una de las realidades que ha provocado que incluso los «estudiantes universitarios lleguen a Ordes, Negreira, Noia o Padrón. O Milladoiro, Bertamiráns, Cacheiras, Os Tilos y Sigüeiro están saturados. Hay muy poca oferta y mucha demanda. Es muy complicado encontrar vivienda». Confiesa que cuando publican un nuevo inmueble, el teléfono no deja de sonar en toda la mañana: «Y seguramente al 90 % de mis compañeros le pase lo mismo».
Para constatar ese incremento de precios que considera exponencial, Blanco dice que «el limbo lo vivimos en el confinamiento. Un piso de un dormitorio en el área metropolitana podía estar entre los 250 y los 300 euros; uno de dos, entre los 300 y 350, por 400 ya era de calidad. Uno de tres costaba entre 400 y 500». Precios impensables a día de hoy. Si vivir en la ciudad resulta caro, hacerlo en su periferia se pone cada vez más difícil.