Caminos en la cumbre

Manolo Fraga

SANTIAGO

09 mar 2025 . Actualizado a las 10:18 h.

Los árboles de mi calle están desnudos, los de los caminos también. Es tiempo de abrigo. Cuando la primavera ya asoma con tardes de luz, más de seis mil peregrinos han llegado a Santiago este año. Madrugo marzo volviendo a Grandas de Salime para repetir el Camino Primitivo, el más duro. El punto de partida es la colegiata de San Salvador, almidonada por un pórtico de arcos, que está atendida por Alan, un sacerdote costarricense con veinte parroquias a su cargo. Las cumbres por encima de los mil metros te acercan a dios y te desnudan el alma. La fala suena rica y musical en los oídos.

Los horizontes infinitos desde la cima asturiana me trasladan a las montañas del Bierzo, al río Sil y al Camino de Invierno, duro también. Una ruta que José Manuel Ortigueira ilustró en una exposición de fotos bajo el lema «Lugares únicos. Heroínas e anfitrións». Un original enfoque para conocer el rostro de la población local. Promovida por Alumni USC, la muestra se estrenó por estas fechas, justo antes del confinamiento pandémico, en el Hotel Oca Puerta del Camino. Pero también iría a Monforte de Lemos, Lugo, Caldas de Reis y hasta recaló en el Casino de Santiago, gracias a la colaboración de un monfortino Fillo Adoptivo de la ciudad, Ubaldo Rueda. Fue una exitosa itinerancia que no debería concluir. En el catálogo, Ortigueira escribe: «Unha senda con música que abraza os dous grandes ríos galegos. A vía dos sentidos. Sae o sol nas Médulas e ponse no Pico Sacro».

También el Primitivo es una vía para los sentidos. Ambas rutas asustan por su dificultad y dureza. Simultanean paisajes aéreos y recónditos. Vuelan por los altos y acunan a los ríos. Acarician los prados y despiertan a las vacas. Huelen a tierra, a campo y a aire limpio. Albergan viejas rectorales y ruinosos hospitales de peregrinos. Acogen a miles de almas en pena, necesitadas de otro mundo, pero igualmente partícipes de una sociedad cruel, como todos los mortales. Las dos tienen su principio fuera de Galicia, pero igualmente cercano: la Vetusta de Clarín y la Ponferrada del carbón. Memoria literaria y memoria industrial.

El frío polar con el viento del norte hace temblar a los peregrinos de Os Tilos en su ascenso desde Penafonte al Puerto do Acebo, ya en Galicia; aunque estas latitudes no saben de fronteras. La penitencia mayor se reserva para los fieles al Camino que subieron a lo más alto del monte y cruzaron los molinos eólicos. Se hace camino al andar, y al volver la vista doce años atrás, veo la senda que hoy vuelvo a pisar. Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor. Sale el sol en la Sancta Ovetensis y se acuesta en el Obradoiro. No hay gozo mayor.