Luis Peleteiro admite el «interés» de grupos internacionales por comprar el colegio, pero prioriza la continuidad del proyecto en el ámbito familiar

SANTIAGO

El director y sus hermanos arrastran un complejo problema judicial que llegó al Supremo derivado de la anulación del contrato de venta de la parcela del Ensanche
17 mar 2025 . Actualizado a las 14:04 h.La dirección del colegio Peleteiro, de Santiago, ha remitido a las familias de alumnos y al personal y profesorado un comunicado para trasladar un mensaje de «tranquilidad» y aclarando que su «prioridad» sigue siendo garantizar la continuidad del histórico proyecto educativo, manteniendo el vínculo con el «personal, sus familias y la ciudad»,
De esta manera, Luis Peleteiro, titular del centro, sale al paso de informaciones de un medio digital que aseguraban que el colegio estaba en venta a través de un despacho de abogados vigués. El director niega «relación alguna» con el referido bufete, pero admite que la confusión puede tener su origen en el reiterado interés que ha despertado el colegio, ubicado en Monte Redondo desde hace tres lustros, entre varios grupos internacionales centrados en la adquisición de centros educativos. Consultado el propio interesado, confirma que en estos momentos no hay ninguna operación activa, y «en el caso de que, en algún momento, se tomara en consideración cualquier tipo de propuesta que supusiese un cambio de titularidad, por supuesto, se comunicaría de manera oportuna a todos los grupos de interés del colegio».
El interés de esos grupos inversores, reconoce el propio Peleteiro, tendría su origen en el «prestigio» alcanzado por el centro en los últimos años, hasta el punto de que una publicación editorial que lleva más de 25 años analizando la calidad de los centros educativos lo acaba de considerar días atrás como el mejor colegio de España. Pero hay más elementos que desestabilizan el dulce momento reputacional del centro y que tienen que ver con la venta de la parcela del Ensanche, que, ahora, de la mano de la Sareb, busca su desarrollo tras varios fracasos en el encaje urbanístico de la operación. Esa vía sigue su propio camino, ahora parece que con acuerdo entre la nueva propiedad y el Concello de Santiago, pero la auténtica dificultad para la familia surgió hace tres años, cuando el Tribunal Supremo anuló el contrato por el que se vendió la finca del Ensanche, obligando a la familia a devolver 24,7 millones de euros a la entidad Abanca.
Líos judiciales
El 29 de diciembre del 2006 los hermanos Peleteiro cerraron la venta de la parcela a Caixa Galicia por 54 millones de euros, de los que 30 millones se abonaron al momento y 24 quedaron pendientes de pago para el 2009. En aquel momento ya estaban activos varios procedimientos judiciales promovidos por los vecinos del Ensanche en desacuerdo con el desarrollo urbanístico que implicaba la modificación del PXOM. Entre esa maraña, que desembocó en el fracaso inicial de la operación, también había otro litigio promovido por una de las hermanas Peleteiro que, en contra de la voluntad de sus hermanos, cuestionó la calificación del suelo. Aquella conflictividad animó a la entidad financiera a suscribir en el 2010 un nuevo acuerdo para desbloquear el pago pendiente, en el que se plasmaba el compromiso de la familia Peleteiro a no abundar en pleitos urbanísticos, ya fuera colectivamente o de manera individual. Pero la hermana continuó con los procedimientos judiciales -sin el apoyo del resto de la familia- lo que provocó que Abanca iniciase los trámites para invalidar el acuerdo de compra, alegando una «actitud de engaño continuada» al ocultar la existencia de juicios activos en torno a la propiedad.
La conclusión es que la familia Peleteiro se quedó sin el terreno -que el banco vendió a su vez a la Sareb, actual propietaria- y sin el dinero, que debe devolver. Desde entonces, Luis Peleteiro, que se quedó en solitario al frente del centro educativo, trata de buscar soluciones y encajes que garanticen la continuidad del proyecto que iniciaron a mediados del siglo pasado sus padres, Manuel Peleteiro y Dolores Ramos, en una pequeña academia de la calle Xeneral Pardiñas.