Del ciberacoso al botellón: esta unidad realiza cuatro mil intervenciones al año en la provincia para proteger a los menores

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Uno de los miembros de la unidad de menores de la Policía Autonómica en Santiago
Uno de los miembros de la unidad de menores de la Policía Autonómica en Santiago SANDRA ALONSO

La Policía Autonómica cuenta con un grupo específico dirigido a niños y adolescentes, vigilan desde el absentismo escolar hasta casos de abandono o maltrato

14 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La Unidad de Violencia Intrafamiliar e Menores de la Policía Autonómica colabora con diferentes administraciones, colectivos y entidades para proteger a los niños y adolescentes de situaciones de riesgo como el abandono familiar, el consumo de alcohol, la mendicidad, el absentismo escolar o la ludopatía. Su trabajo es intenso y el año pasado se realizaron más de cuatro mil intervenciones en la provincia de A Coruña, intervenciones que van desde la localización y el reintegro de menores huidos de los domicilios o de centros, al control de los salones recreativos para que los jóvenes que no llegan a la mayoría de edad no accedan a estas instalaciones.

Según los datos facilitados por la Consellería de Presidencia, de la que depende esta entidad, la cifra se ha mantenido estable en los últimos años con la excepción, lógicamente, de los años más duros de la pandemia. Entre el 2022 y el 2024 el número de actuaciones al año superó siempre las cuatro mil —en el 2021 no se llegó a las 3.000 pero todavía había importantes restricciones relacionadas con el coronavirus— aunque con un ligero descenso. De hecho, el 2024 fue el de menor actividad para estos profesionales desde antes de la pandemia.

Pero, ¿de qué se ocupan los miembros de esta unidad? Sus tareas son múltiples y todas tienen un objetivo: proteger a los menores o incluso, en caso de delitos, detenerlos y realizar traslados. En el caso de niños pequeños, el fin es detectar situaciones de desamparo, abandono o malos tratos, con el contacto fluido con docentes de centros educativos, escuelas infantiles, familiares o vecinos de familias en riesgo. También la prevención de la mendicidad pero, afortunadamente, se trata de una actividad, «practicamente erradicada na nosa comunidade debido á constante vixilancia á que foi sometida nos últimos anos».

Otra de las acciones principales se dirige a la prevención y el control del absentismo escolar, el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias estupefacientes, y también del juego y otras apuestas con dinero. Para el primero de los fines la unidad vigila durante el horario de clase establecimientos y zonas de ocio y contacta con los directores de los centros escolares para detectar a los menores absentistas. Lo mismo ocurre con los salones recreativos y de máquinas de apuestas deportivas.

La policía actúa también en los mismos entornos para controlar la venta y el consumo de alcohol, de tabaco u otras sustancias. 

Delitos cometidos por ellos

Dentro de la protección del menor se enmarca la necesidad de actuar en el caso de que sean los propios adolescentes quienes cometen el delito. Esta unidad se encarga de detenerlos por orden de la Fiscalía o el juzgado correspondiente, de los traslados entre centros o a los juzgados, y de la localización o reintegro de menores huidos.

Las acciones que se llevan a cabo en cada concello se organizan en función de las necesidades y de la colaboración con otros cuerpos de seguridad. Por ejemplo, en Santiago se llevaron a cabo el año pasado 438 intervenciones relacionadas con alcohol, tabaco y drogas, bien sea la interposición de denuncias (9), dispositivos (141) o inspecciones (288).

Sin embargo, en las otras dos ciudades de la provincia, A Coruña y Ferrol, «a unidade non realizou nos últimos anos dispositivos e inspección de prevención de consumo de alcohol, estando centrados noutras tarefas», señalan desde Presidencia. Estas fueron mayoritariamente los traslados de menores, el absentismo escolar o la prevención del juego. No quiere decir que no actúen en el caso de que se produzca una denuncia, o que todas estas tareas preventivas y de control sobre la venta y el consumo de sustancias no se lleven a cabo, pero por parte de las policías locales o de otros cuerpos y fuerzas de seguridad.

Rubén Francisco Fernández, integrante del grupo de menores de la Policía Autonómica: «Nótase baixada nos botellóns, pero hai que destacar a nova conflitividade por mor das redes sociais» 

Rubén Francisco Fernández es uno de los 18 agentes que forman parte de la unidad de menores, aunque determinadas tareas, como traslados o custodias, pueden realizarse por parte de otro personal o incrementarse los efectivos para dispositivos que lo requieran. La unidad nació oficialmente en el año 1997 y trabaja tanto en ciudades como en zonas menos urbanas, «por exemplo no 2024 desde a xefatura de Santiago realizáronse dispositivos especiais no festival O Son do Camiño ou nas festas da Guadalupe, en Rianxo, en colaboración coa policía local», asegura.

Cada urbe tiene sus necesidades por lo que así como en la capital gallega se hacen dispositivos e inspecciones relacionados con el consumo y venta de alcohol o tabaco, en A Coruña realizan un número elevado de traslados y custodias, «debido aos centros de menores da cidade e do seu entorno». De ahí que los efectivos se centren en esas tareas, «o que non significa que se hai unha denuncia non se actúe».

El comportamiento de los menores ha cambiado en los últimos años y estos profesionales son testigos de ello, «nótase unha baixada no número de botellóns e nos participantes, e tamén nos establecementos hostaleiros, que en xeral cumpren de forma máis rigorosa coa normativa». Pero, lamenta el agente, «destaca a nova conflitividade entre menores de idade por mor das redes sociais, como por exemplo o ciberacoso ou o sexting». La colaboración con otras fuerzas de seguridad y con centros educativos es constante. Por ejemplo, cuando se encuentra a un menor en una situación de absentismo escolar se le lleva al centro, «e pídenselle os datos, pero sería dito centro o encargado de comunicar a incidencia á familia». También, apunta Rubén Francisco Fernández, se vigilan centros recreativos y de hostelería en cumplimiento de la normativa. 

Sanciones

«Pola nosa parte unicamente se fan propostas de denuncias ou informes sobre os feitos acontecidos que puideran ser constitutivos de sanción», señala el policía, pero es el organismo encargado de tramitarla quien decide en su caso imponer una sanción. Por ejemplo, si se refiere al consumo de alcohol en la vía pública, debe ser el concello quien tramite el expediente.

Isabel Ruso, presidenta de la Asociación de Directivos de IES de Galicia
Isabel Ruso, presidenta de la Asociación de Directivos de IES de Galicia PACO RODRÍGUEZ

Isabel Ruso, directora del instituto Eusebio da Guarda: «Los casos complicados han crecido» 

Isabel Ruso, directora del IES Eusebio da Guarda de A Coruña y presidenta de la Asociación de Directivos de IES de Galicia, asegura que los problemas con los que trabajan en los centros educativos han cambiado a lo largo de los años. El absentismo, por ejemplo, es en general menor, «creo que la sociedad ha entendido que hasta los 16 años los jóvenes tienen que estar escolarizados, y efectivamente se va reduciendo aunque sigue habiendo casos».

La colaboración de las familias es fundamental en estas situaciones, ya que cuando hay implicación por parte de los padres o tutores, «normalmente se resuelve antes». Cuando no es así, hay que analizar por qué la familia no responde, «ya que suele haber un abanico de circunstancias o de condiciones especiales que a veces son difíciles de resolver», explica Ruso.

Si bien el absentismo e incluso otros fenómenos como el botellón en las calles están más controlados, los menores se encuentran ahora con otros riesgos no menores, «es cierto que casos complicados que nos llegan han crecido de forma exponencial, y no especialmente de absentismo, pero sí de otras situaciones». 

Agente tutor

La colaboración con la policía, dice esta directora, «es inestimable, los tenemos ahí para todo y nos salvan la vida». Es fluida con todas las fuerzas de seguridad pero Isabel Ruso hace hincapié en el programa Agente tutor, de la Policía Local, en el que una serie de efectivos se dedican exclusivamente a tratar de solventar los conflictos que se generan en torno a este colectivo, «se implican de una manera extrema, incluso de forma personal. Hemos tenido algún caso muy grave en el que ellos han excedido su horario de trabajo y nos regalan su tiempo».

Para los docentes esta colaboración es fundamental. Son profesores y hay situaciones conflictivas entre menores del propio centro, con otros institutos, o incluso entre alumnos y sus familiares que lógicamente les sobrepasan, «en alguna situación te encuentras desprotegida porque al final somos docentes, pero tenemos su ayuda incondicional y es muy de agradecer», concluye Ruso.