
Las empresas de autobuses y de alquiler de coches ofrecieron alternativas en O Hórreo a cientos de viajeros atrapados en Santiago por el parón ferroviario
30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La estación intermodal, que en rigor no se inaugurará oficialmente hasta dentro de unas semanas, vivió su primera gran prueba de fuego operativa en las últimas 48 horas, cuando todavía hay accesos cerrados y las máquinas y los obreros ultiman los detalles del que ya es el mayor centro de transportes de Galicia. El parón ferroviario matinal en todas las distancias obligó a cientos de viajeros que tenían billetes de tren comprados con antelación a desplazarse hasta la anexa estación de autobuses para buscar una solución, previo paso por las taquillas de Renfe para la devolución de los tiques.
Entre los afectados presenciales, pocos usuarios habituales y muchos turistas y peregrinos de vuelta a casa que optaron masivamente por dos alternativas: o darse la vuelta con sus maletas y ampliar su estancia en Santiago hasta la normalización de la situación; o buscar una alternativa en la vecina estación de autobuses, donde la oficina municipal de información, trabajadores de la Xunta y las empresas de transporte hicieron un esfuerzo extraordinario para ofrecer alternativas a personas ciertamente apuradas por llegar a Madrid o desplazarse hasta otras ciudades gallegas para poder llegar a aviones en A Coruña, Vigo y Oporto.
La gran mayoría de las personas que iban sumándose a las colas de las taquillas de Alsa y Monbus consiguieron dar con alguna fórmula para llegar a sus destinos, algunas francamente rocambolescas: «Me han vendido un billete hasta León, y desde allí ya tengo otro para llegar a Madrid», relataba una mujer catalana «decepcionada» por el trato que le habían ofrecido horas antes en la estación de tren de Pontevedra. «Cuéntalo, por favor», reclamó con alivio tras haber arreglado su desplazamiento.
El mayor objeto de deseo en la jornada posterior al gran apagón era un billete directo en autobús desde Compostela a Madrid, que se acabaron pronto. «¿Y para mañana?». Fue la pregunta más recurrente, pero se agotaron antes del mediodía. Con todo, Alsa sí ofrecía alternativas desde otras ciudades gallegas, lo que obligó a muchos a hacer cola en los mostradores vecinos de Monbus para desplazarse hasta otras estaciones.
Agotadas esas vías, algunos usuarios fueron haciendo corrillos para alquilar coches y compartir gastos, la mayoría con destino a Madrid. La media docena de empresas con oficinas en las inmediaciones de la intermodal atendieron decenas de consultas durante la mañana, pero sin agobios.
Más tranquilos se les veía a Roberto y a su mujer, argentinos con un hijo afincado en Vilalba que pasaron el último mes en España y que en la pasada medianoche debían subirse a un avión para regresar a Buenos Aires. Mientras esperaban soluciones de Renfe, hicieron una gestión con una persona cercana a la familia que se ofreció a llevarlos a Madrid en coche. «Afectados por el incidente, pero muy conformes con el gran trato recibido», resumía.