«Peatonalizar es un concepto sobado y con connotaciones, prefiero hablar de reequilibrar»

SANTIAGO

Ángel Cid tiene una explicación para las discusiones y polémicas crónicas que han precedido a cualquier peatonalización en Santiago. «En todos los sitios pasa lo mismo. Hay una resistencia al cambio comprensible. Es una inercia que es natural porque se genera una incertidumbre entre los vecinos y usuarios y te obligan a cambiar rutinas. Ante esta reacción inicial, las autoridades deben escuchar sin dejarse condicionar, porque de otra forma no habría avances. Y si no los hay, en un tiempo habrá gente criticándote por no hacer nada». El presidente de los arquitectos compostelanos se dirige con su reflexión a las autoridades locales, principales responsables de las modificaciones urbanas. A los políticos les pide «ambición y asumir riesgos», pero desde un plan concebido globalmente, algo que no ha ocurrido hasta ahora. Y entra de lleno en el caso de Santiago: «Yo creo que en la ciudad se han ido planteando intervenciones aisladas, no ha habido un auténtico plan coordinado. Unas han funcionado mejor y otras peor, pero siempre de forma independiente hasta llegar a una situación de cierta parálisis», describe. Ese parón es el que, a su juicio, sigue dejando al Ensanche a merced del coche.
?¿Y por qué no seguir un modelo reconocido como el de Pontevedra? Cid cree que cada ciudad tiene unos problemas y debe contar con sus propias soluciones. «Los modelos no se pueden comprar». Y señala lo necesario que es tener cierta estabilidad política que en la ciudad del Lérez sí ha habido —las mayorías absolutas o suficientes de Lores— y en Santiago, con seis alcaldes de cuatro formaciones distintas en 15 años, no ha existido. «En todo caso, el nivel de riesgo en este tipo de apuestas es mayor en Compostela que en Pontevedra, por el peso patrimonial y la configuración urbana», concluye.
Para abordar un debate, el urbanista recomienda desprenderse de algunos prejuicios. «A mí me parece que peatonalizar es un concepto sobado y con connotaciones, negativas seguramente. Parece que se trata de echar a los coches y dejar todo para los peatones. Y no es así. Yo prefiero hablar de reequilibrar el espacio que tenemos, que es el que es. Y ahí hay que tener en cuenta a los garajes, a los que tienen un comercio y necesitan descargar mercancía, a los que van en bicicleta, en patín, a los que tienen dificultades de movilidad... todos son protagonistas, la clave es compartir».
Cid se muestra contundente en dos cuestiones: «Lo que no tiene sentido es que un espacio como el Ensanche aguante tráfico de coches en busca de plazas de aparcamiento o que sea la opción para ir de una punta a otra da la ciudad».