La moratoria

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

15 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana concluye el plazo de un año que el gobierno local se dio a sí mismo para mantener vigente la prohibición temporal de apertura de nuevos negocios en el casco monumental relacionados con el turismo mientras discurría la mejor manera de ordenar estas actividades. El objetivo está claro y seguramente su motivación tiene una amplia comprensión social: promover un equilibrio en la oferta comercial en la ciudad histórica, de forma que no siga siendo un monocultivo de la hostelería y de las tiendas de recuerdos, entre otras, sino que responda a las necesidades de un barrio habitado por vecinos, aparte de la invasión turística de cada día. Se cumplen también, este martes, dos años justos desde que tomó posesión la actual corporación municipal, con el gobierno bipartito y Goretti Sanmartín al frente. Con tal motivo, la alcaldesa convocó para mañana una comparecencia ante los medios de comunicación, se supone que hará balance y sería de agradecer que exponga acciones concretas inmediatas, porque este ejecutivo no está sobrado de realizaciones hasta ahora y cuando se dé cuenta se le habrá acabado el mandato. Cómo ordenar los negocios de la zona monumental es un tema de enorme trascendencia, pero no se justifica una moratoria de licencias por más tiempo. Es una medida intervencionista en el libre mercado insostenible sine die. Una vez más, se plantea, imperiosa, la necesidad de medidas realmente efectivas para atraer población residente al casco histórico. ¿Qué es primero, la gente o el comercio donde compra la gente? Sin vecinos no hay demanda comercial. Sin viviendas en condiciones de habitabilidad propias del siglo XXI y sin medidas favorables de acceso a ellas, ya puede haber no dos como ahora sino veinte supermercados o multitud de ultramarinos y comercios de ropa, que no se va a revertir la trágica sangría demográfica de la zona. Hace falta una batería de acciones coordinadas con el mismo objetivo, que tendrán que plasmarse en la revisión del Plan Especial, pero sin tanta prohibición —recuérdese que sigue vigente la más antigua de los hoteles, a la que se sumó la de viviendas turísticas— y sin tanta demora, porque el casco histórico no puede esperar.