Cáritas advierte que la crisis de vivienda es un «fracaso» de las políticas públicas

Carla Tilve / J. C. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

La exclusión residencial afecta a un 29 % de los hogares atendidos por la entidad, lo que supone el dato más alto en los últimos cinco años

04 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cáritas Diocesana de Santiago ha puesto el foco en la crisis de la vivienda para alertar sobre una emergencia habitacional que vulnera los derechos fundamentales. Un 29 % de los hogares atendidos por la oenegé sufre algún tipo de exclusión residencial. Se trata del dato más alto en cinco años, pues ha crecido en ocho puntos desde 2018. Esto supone que tres de cada diez familias viven en condiciones inadecuadas o con dificultades de acceso a una vivienda digna.

Pilar Farjas, directora de Cáritas Diocesana de Santiago, ha denunciado unas políticas públicas destinadas a la vivienda que «no están a la altura de la realidad de las necesidades y están fracasando». En este sentido, 826 personas optaron a las viviendas de acogida de la entidad, que dispone de 43 pisos de acogida en la diócesis junto a dos albergues para personas sin hogar. «Cuando hablamos de exclusión residencial nos referimos a problemas de accesibilidad, de sobrecarga económica, dificultades para afrontar el pago de los alquileres, de las malas condiciones de habitabilidad y la imposibilidad de afrontar las reformas mínimas». Así lo expresó Farjas, que además concluyó que «no es posible la inclusión social sin una vivienda digna».

Memoria del 2024

El de la vivienda es uno de los aspectos que la entidad destaca en su memoria del 2024 —presentada ayer—, donde detallan que a lo largo del último año acompañó a 46.512 personas. Ello supone un incremento del 8 % respecto al año anterior, así como el dato más alto desde la pandemia.

La memoria recoge cuatro ejes de actuación para responder a problemas estructurales como este. Al de la vivienda se le suman la atención a las necesidades básicas, la soledad no deseada y a la inserción laboral. Unas 17.141 personas necesitaron ayuda para acceder a bienes esenciales: alimentación, productos de higiene, suministros o servicios de salud.

Por su parte, la tasa de inserción laboral que promueve Cáritas se incrementó en un 33,7 %. Mientras, la soledad no deseada o el aislamiento social —la otra cara de la pobreza— se ha convertido en una realidad más frecuente no solo para personas mayores, sino también para mujeres solas, personas migrantes o jóvenes sin red familiar. «No son accidentes inevitables, son el resultado de decisiones políticas, sociales y económicas», asegura Pilar Farjas en un llamamiento urgente a las administraciones y a la sociedad para que asuman un compromiso real con la justicia social.

El perfil de la pobreza

El perfil de quienes acuden a Cáritas en Santiago y su comarca refleja un problema complejo y estructural de feminización de la vulnerabilidad y de brecha de origen en acceso a derechos básicos. Factores como el desempleo, los bajos ingresos, la falta de vivienda digna y la fragilidad de los vínculos familiares y sociales marcan una realidad donde la pobreza se vuelve más invisible, estructural y más difícil de solventar sin una intervención coordinada.

Así, entre las personas atendidas por la entidad, el 54 % son mujeres; el 55 % son de origen extracomunitario; y un 32% viven en hogares con menores a cargo. Crece, además, el número de jóvenes de 35 años sin independencia económica ni red familiar estable, así como el número de personas mayores solas —especialmente mujeres—, que se enfrentan a situaciones de exclusión relacional y residencial.

El conjunto de esta problemática no es puntual. Todas ellas han sido personas que han necesitado un proceso de acompañamiento en diferentes programas de intervención social continuada: de formación, de acompañamiento y de promoción social.