La calzada de Santa Lucía, en Santiago, testigo del paso de peregrinos

Cristóbal ramírez

SANTIAGO

Cristóbal Ramírez

Está a menos de cinco kilómetros de la Praza do Obradoiro

03 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Son exactamente 4,86 km los que dista el Obradoiro del conjunto monumental de Santa Lucía. Puro territorio compostelano, pura belleza, una larga historia y un desconocimiento casi general de ese enclave ante el que pasa el Camino del Sudeste (la mal llamada Vía da Prata). Un entorno idóneo para invertir unas cuantas horas no solo viendo lo que hay, sino dejando que los más pequeños se cansen a su aire corriendo por la pista deportiva, en buen estado. Esperan también unos aparatos biosaludables para los mayores.

Puente, calzada, fuente, cruceiro, molino y capilla. Esos son los seis elementos debidos a la mano del hombre que definen ese espacio, y si el templo es lo que llena la retina debido a su volumen, es la vieja vía la que quizás sea más valiosa por la sencilla razón de que no quedan muchas así en Galicia, y aquí sí que permanece en su sitio un centenar de metros que conforman un auténtico tesoro. Y a esos seis elementos hay que sumar un séptimo en el cual el ser humano no ha tenido nada que ver: el precioso lugar de confluencia del afluente Angrois con el Rego das Covas de Santa Lucía.

El molino sigue esperando el momento de su rehabilitación, que ya está tardando y el tiempo no tiene inconveniente en borrarlo del mapa si no se interviene; hacia él corre el desvío del Rego das Covas de Santa Lucía, algo necesario para disponer de agua constante. El puente, de tres ojos adintelados, presume de sencillez, pero tampoco fue obra menor en su momento, hace quizás unos cuatrocientos años atrás.

El templo, que curiosamente muestra el número 63 cuando lo habitual en Galicia es que tengan el 1, posee una sola nave con sacristía adosada, alargada la primera y con dos puertas laterales además de la principal. Clásico tejado a dos aguas. Lo que más llama la atención es la no muy aparatosa pero sí robusta espadaña de doble cuerpo, realmente trabajada y ornamentada; por supuesto, alberga el campanario.

La fachada no es la original. Entra en el capítulo de lo lógico suponer que la primitiva —como muy antigua, del siglo XVI— no se hallaba en buen estado cuando en 1829 se levantó la que ve el recién llegado, que con un poco de paciencia leerá la frase en esa fachada que aclara quién pagó: «La caridad de los devotos hizo esta fachada siendo rector don José Faustino Vidal Lodeiro». O sea, Juan Pueblo, y con muy alta probabilidad, de manera voluntaria.

Sin duda fue también la gente del común quien echó mano de los ahorros para levantar el esbeltísimo cruceiro con un capitel de motivos vegetales, obra que consta que ya estaba colocada en 1798. El resultado: ese conjunto del que pueden disfrutar los ciudadanos tantos años después.

CÓMO IR

Carretera a Ourense, y tras el descenso entre las viviendas de Santa Lucía, en la rotonda a la izquierda y segundo desvío a la mano contraria.

APARCAMIENTO

Grande, en un lateral de la iglesia.

EN LA CERCANÍA

El otero detrás del conjunto es el coto de Castro Vixoi, de forma elíptica y a 199 metros sobre el nivel del mar.