Alejandro por fin pudo ir al cole de O Coto, en Negreira, en transporte escolar

El curso pasado Erika, la madre de dos gemelos de seis años que acuden al colegio de O Coto, en el concello de Negreira, trató de que sus pequeños pudiesen hacer uso del transporte escolar, pero lo que comenzó en el mes de septiembre como un simple trámite para que uno de sus pequeños, diagnosticado de epilepsia refractaria compleja y con un grado de discapacidad del 54 %, utilizase el autobús, se convirtió en un proceso lento y frustrante para la familia debido a los problemas con la empresa de transporte. Tras un año sin poder hacer uso de este servicio, la pasada semana Alejandro, el pequeño con epilepsia, así como su hermano, utilizaron por primera vez el autobús con normalidad, «hoy fue el primer día con transporte —en referencia al pasado miércoles—; a las 9.30 fui a la parada y cinco minutos después llegó el autobús, en donde los recibieron cordialmente y así espero que sea todo el curso», explica la progenitora. Para Erika algo tan sencillo como lo que ocurrió la pasada semana era lo que debiera haber sucedido el curso pasado, cuando sus hijos no pudieron usar el autobús.

El problema radicaba en que Alejandro y todos aquellos menores que tienen una patología crónica susceptible de descompensación están amparados en el centro por el programa Alerta Escolar —como ocurre con niños con diabetes o alergias graves— pero el transporte escolar planteaba un vacío, por lo que la Dirección Xeral de Mobilidade de la Xunta llegó a proponerle a los padres de Alejandro y de otro menor con la misma problemática una ayuda económica para que los llevasen personalmente al colegio, algo a lo que se negaron las dos familias. La demanda de Erika, que siempre se sintió respaldada por el colegio y el AMPA, iba de hecho no solo hacia la situación de su hijo sino de todos los alumnos como él, que tienen derecho a utilizar el servicio de transporte escolar, que por fin puede usar Alejandro.

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