
Antía Trincado, Adriana Menéndez de Luarca e Irene Suárez se subieron al podio en el Campeonato de Galicia
19 sep 2025 . Actualizado a las 22:44 h.Iniciarse en la práctica de la hípica no es ni mucho menos prohibitivo, pero tiene un riesgo: puede ser adictivo. Buena parte de quienes prueban repiten y, casi sin darse cuenta, empiezan a sumar horas de entrenamiento, se adentran en las competiciones y, ahí sí, los gastos se van incrementando.
Haras de Compostela es una escuela de equitación radicada en el municipio de Teo. Combina las dos vertientes, la de quienes simplemente quieren disfrutar del deporte ecuestre y la de quienes van más allá y acuden a los campeonatos.
Entre ellos, el Campeonato de Galicia y Copa disputado este mes en Sobrado dos Monxes, con tres medallistas en ponis (es la cabalgadura que se emplea hasta los 16 años, con cuatro categorías, desde la A, la de los ejemplares más pequeños, hasta la D, los de más altura). Antía Trincado logró la medalla de oro en el Campeonato Gallego en categoría C, y Adriana Menéndez de Luarca la de plata en D. También se subió al cajón más alto del podio, en C, pero en la Copa, Irene Suárez. En caballo (a partir de los 16 años), con siete inscritos, no salieron tan bien las cosas, en una última jornada en la que se esfumaron por muy poco varias opciones de medalla que estaban muy encarriladas.
En los campeonatos territoriales van sumando puntos para alcanzar el nivel que les permite apuntarse a las citas autonómicas. Y para llegar a ese índice de destreza lo habitual es que entrenen cuatro o cinco días a la semana en sesiones de una hora, y un poco más en las semanas de concurso, según explica Roberto Turnes, director de Haras de Compostela. Subraya un dato curioso, y es que el 80 % por ciento de los deportistas del club son mujeres. En el cuadro masculino hay más porcentaje de abandono. En cualquier caso, competir requiere altas dosis de dedicación, ilusión, esfuerzo y preparación
Turnes también reseña una suerte de ciclo vital que encuadra a quienes practican la hípica: suelen iniciarse a partir de los cinco años, muchos prueban en la competición, es habitual que paren al empezar la Universidad y también es considerable el número de los que vuelven años más tarde, a menudo después de formar una familia, cuando son los hijos los que se apuntan. Y también hay un porcentaje de jinetes y amazonas que, simplemente, disfrutan del arte de montar a caballo, sin más pretensiones, y que acumulan lustros en sus expedientes.