La presión del PSOE y de los concejales no adscritos complica el mandato a Goretti Sanmartín

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El nuevo escenario aboca a la alcaldesa a entenderse con ambos en los plenos

27 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La ruptura interna del PSOE ha cambiado el sistema de equilibrios políticos en el Ayuntamiento. A Goretti Sanmartín le ha costado asumirlo, hasta el punto de llevar a un debate plenario nada menos que dos ordenanzas, una de ellas con subidas tributarias, sin haberse asegurado su viabilidad con ninguno de los grupos que podrían facilitársela, ya fuese con su respaldo expreso o con su abstención.

Con el PP fuera de esa ecuación, la coalición de gobierno (BN-CA, 8 concejales) está abocada a buscar acuerdos con el PSOE (2) y con sus expulsados, los concejales no adscritos (4). Y no solo no puede prescindir de ninguno, con un partido popular enfrente que puede decantar mayorías con cualquiera de ellos, como quedó claro este jueves, sino que además ha de navegar entre el fuego cruzado que en ocasiones dejan entrever las dos facciones en que ha quedado dividida la otrora familia socialista.

El pacto de investidura le ha facilitado hasta ahora a la nacionalista un mandato más o menos tranquilo. Con la disponibilidad de sus socios externos a pactar sin grandes conflictos unos presupuestos que en buena medida asumían la programación inversora que había quedado pendiente del mandato de Bugallo, el resto de los asuntos plenarios iban fluyendo sin grandes controversias hasta ahora, aunque de fondo sonase una crítica constante a la falta de su disposición al diálogo. Aquella disposición que Sanmartín reclamaba a Noriega y a su predecesor más inmediato y que ahora tanto echa en falta su propia oposición.

Las tornas han cambiado. A la regidora ya no le llega con apelar a la «responsabilidade» de sus socios externos cuando ese diálogo flaquea. La responsabilidad es de quien tiene la gestión, la competencia de sacar los asuntos adelante y la de buscar las mayorías precisas, le replican habitualmente, también el PP.

La aritmética plenaria

Y así lo hicieron anteayer de nuevo, en el pleno en que los socialistas se reivindicaron públicamente también en este nuevo escenario, como hicieron los no adscritos en los últimos meses. Solo suman dos concejales, pero defienden el peso de sus siglas y el jueves hicieron más que evidente que Sanmartín puede resolver cuestiones de mayorías simples con los no adscritos, pero no si los tienen a ellos enfrente a la par que al PP.

Una vez reorganizados después de la expulsión de los no adscritos, los socialistas buscaron la ocasión para evidenciarse y dejar claro que si la aritmética plenaria ha variado, ellos siguen dentro de cualquier ecuación en la que el ejecutivo precise asegurarse la mayoría absoluta. Lo hicieron posicionándose contra la subida de la tasa de la basura, pero, sobre todo, con la de gestión de residuos. Es más fácil llegar a acuerdos con una normativa administrativa que con una que viene de la mano de subidas tributarias, aunque estas sean tasas (han de sostener los servicios vinculados) y no impositivas.

La apertura de una vía de diálogo seria podría haber dado pie a un texto consensuado para la de gestión, pero los socialistas no dejaron pasar la ocasión de mandar su propio aviso a navegantes, aprovechando que ese texto tampoco los comprometía expresamente. Aunque Sanmartín les reprochó no respaldar una normativa que el PSOE había apoyado en su aprobación inicial, ni Sindo Guinarte ni Marta Abal habían asistido a la sesión de abril en que se había tramitado. No lo hicieron, precisamente, para evidenciar su malestar por la demora (la achacaban al gobierno) en la desvinculación oficial del grupo municipal de Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez, que ya habían sido expulsados.

Entre todos ellos ha de navegar ahora la nacionalista, a la que se le complica el mandato, obligada a hacer verdaderos equilibrios entre la formación que le dio la alcaldía, y que todavía puede decantar mayorías pese a la merma de su representación, y la fortaleza que da a los no adscritos su mantenimiento como un grupo compacto, aunque oficialmente no lo sean.

El BNG buscará el acuerdo con los socialistas para sacar adelante las ordenanzas

La alcaldesa llamó ayer a la «responsabilidade» de la corporación para sacar adelante las dos ordenanzas vinculadas con la basura (la fiscal, con subidas de la tasa, y la de gestión de residuos), apelando a que son obligadas por ley. Y expresamente llamó al diálogo a los socialistas, a quienes identificó como un «elemento principal» en la oposición a ambas ordenanzas, pero también como un posible «socio de goberno neste caso». «Que nos fagan chegar as súas achegas», dijo ayer Sanmartín tras proclamar que «nós temos dispoñibilidade a falar, a volver falar». Según la regidora, «hai moito en xogo», tanto en materia de estándares ambientales como para cubrir «o déficit» del servicio de limpieza con la nueva tasa. Y reiteró que sin la ordenanza de la tasa el Concello podría recibir multas por «incumprimento».

En cuanto a la responsabilidad que demanda a la corporación, Verea sostiene que la alcaldesa debería «ter máis humildade, recoñecer que se equivocou, que eses asuntos non tiñan que estar na orde do día, porque non tiñan maioría suficiente para saír adiante, e evitar a toda a cidade o bochorno que tivo que vivir no pleno».

Aviso a navegantes

Quedan casi dos años para las próximas elecciones, pero en Raxoi la carrera ha comenzado ya. A Sanmartín se le va a hacer muy largo ese camino. Se lo advertía anteayer el PP para evidenciar la falta de entendimiento con sus socios naturales. PSOE y no adscritos se están reivindicando en el nuevo orden municipal que dejó su escisión y al que la nacionalista parece costarle adaptarse. No será por falta de avisos a navegantes.