Fernando García Novo: «Los promotores lo pasaron muy mal y ahora avanzan con mucha cautela por la escasez de mano de obra»
SANTIAGO
El gerente de la Fundación Laboral de la Construcción advierte que Galicia necesitará 3.500 nuevos operarios al año para suplir las jubilaciones y la obra nueva que viene
05 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Fernando García Novo (Monterroso, 1977) es el gerente de la Fundación Laboral de la Construcción, un centro de formación clave que desde Santiago alimenta el sector con mano de obra, fundamental en un momento de gran demanda.
—A falta de grandes operaciones se están reactivando pequeños solares y esqueletos abandonados. ¿Es la recuperación definitiva del sector?
—La recuperación arrancó en el 2017 con la obra pública, siguió con la rehabilitación y ahora está empezando a tirar la obra nueva. El incremento es continuado, pero no disparado. También encontramos un perfil distinto entre los operadores. La figura del promotor-constructor cayó en desuso, y los más pequeños avanzan con mucha cautela. Tienen por delante un escenario de estabilidad porque la oferta es inferior a la demanda, y hay carga de trabajo, pero son prudentes a la hora de crecer y ampliar plantillas. Hay una evidente escasez de mano de obra y esto se está traduciendo en un incremento de los plazos, porque la capacidad productiva no aguanta el ritmo. Es la gran diferencia con el año 2006. Entonces se notaba la especulación, por exceso de capital. Ahora no se percibe esa burbuja especulativa.
—¿Y qué pasará si de verdad se activan las grandes bolsas de vivienda en el norte de la ciudad?
—La capacidad constructiva es la que es. No quiero decir que no vayamos a ser capaces de hacer 3.500 viviendas, porque con dinero todo se puede abordar, pero esa demanda no es exclusiva de Santiago. También hay presión en otras ciudades gallegas y en sus zonas periurbanas, y si le sumas la actividad de la obra pública y la rehabilitación se va a someter a un gran estrés a todos los subsectores.
—¿El gran problema es la mano de obra?
—Sí. El incremento de los costes de los materiales fue el causante de la inflación y la subida de precios, pero ahora es la mano de obra, porque los convenios crecen. Y si son profesionales cualificados no les ofrezcas el convenio porque un buen oficial te dirá que no. Y hay otro problema grave: la previsión es que en los próximos tiempos se jubilen 1.500 trabajadores de la construcción al año. Para mantener lo que hay y aumentar la capacidad necesitaríamos captar a 3.000 o 3.500 operarios al año.
—Parece difícil.
—No va a haber milagros. Habrá que trabajar para atraer a los jóvenes e incorporar a las mujeres al sector. Y tirar del colectivo de los emigrantes. Las obras ya son ahora una torre de Babel, igual que ocurre en las capitales europeas. No deja de ser lo mismo que hicimos los gallegos cuando nos fuimos a Alemania.
—Hay quien espera que la vivienda pública que se va a construir será barata. ¿Vive engañado?
—La teoría dice que aumentando la oferta baja el precio. Habrá impacto en el mercado, y algo de rebaja, pero los precios seguirán siendo altos y la rentabilidad para el constructor no se va a incrementar. Construir a las afueras de Santiago o delante de la Alameda con el mismo nivel de acabado cuesta lo mismo. Con la normativa actual y con una calidad media puedes hacer vivienda pública por unos 1.500 euros el metro cuadrado. Pero hay que sumarle el precio del suelo, los impuestos... Va a ser difícil bajar de los 2.500 euros el metro cuadrado.