El PP se abstiene de instar a la Xunta a eliminar el encalado de la restauración de la iglesia parroquial de Melide

Natalia Rodríguez Noguerol
N. Noguerol MELIDE

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Arguye la predisposición de Cultura a valorar como solución mantener las fachadas en piedra para no suscribir una moción de independientes, BNG y PSdeG

09 oct 2025 . Actualizado a las 05:05 h.

El Concello de Melide instará a la Consellería de Cultura a que elimine el recebado y encalado de las fachadas de la iglesia parroquial de San Pedro del proyecto de restauración del templo. La demanda se trasladará en cumplimiento del acuerdo aprobado en el pleno con los votos favorables de las tres formaciones políticas que suscribieron una moción que, desde la oposición municipal, se abstuvo de apoyar el Partido Popular, arguyendo que el departamento autonómico mantiene la puerta abierta a descartar esa solución y optar por mantener la piedra vista. Ambas opciones figuran en el proyecto de restauración, según puso de relieve el edil popular Jairo Rodríguez, que, a tenor de que «non existe ningunha imposición, nin decisión pechada», propuso sin éxito una enmienda al acuerdo para que Patrimonio «revise a solución técnica da fachada in situ, como así se recolle xa no proxecto, coa participación de expertos locais, do museo, pero respectando o traballo dos técnicos do proxecto no proceso xa en marcha».

La edila melidense de Cultura, la nacionalista Ana Mosteiro, que suscribió la moción de forma conjunta con los portavoces municipales de Adiante Melide y del PSdeG, hizo suyas las palabras de Xosé Manuel Broz, director del museo etnográfico de la comarca, para argumentar el rechazo al encalado de las fachadas, manifiesto por la institución, nada más anunciarse el inminente inicio de la rehabilitación de la iglesia. «É a persoa con máis criterio para defender esta postura, a persoa máis axeitada para poñer voz ao que pensan a maioría dos veciños de Melide, includios votantes do PP», afirmó Mosteiro, previa lectura de un escrito en el que el director del Museo Terra de Melide advierte de las consecuencias «irreversibles» de una solución «impopular, innecesaria, e irrespetuosa coa nosa historia e patrimonio». Las fachadas de la iglesia parroquial «demostrado quedou que nunca foron recebadas» y hacerlo las convertiría, por su dimensión, en un «paredón branco» que, además de causar un «forte» impacto visual, «sería un intruso» en una plaza, la del Convento, que alberga otras construcciones seculares en piedra, como el antiguo hospital de peregrinos, hoy sede del museo, el pazo consistorial y la capilla de San Antonio. «O carácter secular da praza non se debera alterar coa instromisión dunha grande parede recebada non centro, cambiando unha parede antiga de pedra por un grande recebado baleiro, liso e vulgar, que borra a hsitoria e a antigüedade», recoge el escrito de Broz que hizo público la edila de Cultura. 

Debate político

Al margen de las consideraciones técnicas, históricas y sociales, la intervención en la iglesia parroquial de Melide encendió el debate entre gobierno y oposición de Melide, que se acusaron mutuamente de politizar la cuestión. Desde el PP, Jairo Rodríguez, que ejerció de portavoz en ausencia de Dalia García, acusó al bipartito municipal de «confundir aos veciños e de utilizar un proxecto tan importante como arma política», así como de crear una polémica que, afirmó, «é artificial», puesto que, defendió, «hai transparencia, diálogo e o compromiso firme de valorar a mellor solución técnica posible para conservar o edificio».

Desde el equipo de gobierno, el alcalde José Manuel Pérez le reprochó al PP «intentar sacar rédito político de que se vai arregrar a igrexa», poniendo como evidencia la «delealtalde institucional» manifiesta, a su juicio, en el hecho de no haberse comunicado al Concello de Melide la visita en la que el conselleiro de Cultura, José López Campos, anunció el inicio de las obras. En esa línea, su socia en el ejecutivo municipal y representante del BNG también criticó no haber sido formalmente invitados a la reunión que se celebró, a finales de septiembre, en la praza do Convento entre técnicos de Patrimonio, de la Diócesis de Lugo y el propio redactor del proyecto con representantes del museo melidense. «Tampouco se avisou desa reunión, á que me sumei, pedindo permiso, logo de atoparme casualmente coa xente na praza», contó Ana Mosteiro, que también desveló que en ese encuentro, «o técnico da Xunta deu a entender que era unha cuestión de estética, porque o recebado e o recheo das pedras son iguais de efectivos». A esa reunión también hicieron referencia desde las filas del PP. Jairo Rodríguez hizo hincapié en que las dos soluciones previstas en el proyecto para las fachadas se abordaron en el encuentro, pero «non houbo vontade de contarlle aos veciños o que se falou aí», reprochó el edil popular al equipo de gobierno para acusarlos de impulsar una moción «para crear ruído político e confrontar á Xunta cos veciños».

La financiación para el muro del CEIP Martagona, en el aire

El ordinario de octubre en Melide fue un pleno con contenido trascendental que sirvió para que gobierno local (Adiante Melide- BNG) y PP se tirasen los trastos políticos a la cabeza. Porque los dimes y diretes que se cruzaron en el debate sobre las diferentes soluciones de restauración para las fachadas de la iglesia parroquial de San Pedro se extendieron a otro asunto que preocupa a los vecinos, en especial, a los que integran la comunidad educativa del colegio Martagona, en el que los alumnos no disfrutan del recreo en el patio exterior debido al peligro que supone el deteriorado estado del muro perimetral.

La moción presentada por los populares para pedir a la Consellería de Educación un convenio para cofinanciar, a partes iguales, una intervención en el cierre no prosperó ante la oposición frontal del bipartito. El alcalde melidense, el independiente José Manuel Pérez, fue contundente: «Non financiamos á Xunta, porque a Xunta non nos financia a nós», sostuvo tras la defensa que su socia de gobierno y edila de Educación, Ana Mosteiro, hizo de esa postura en base a sendos informes municipales que concluyen que el muro «ten chegado ao final da súa vida útil» y la construcción de uno nuevo escapa del mantenimiento atribuible al Concello. «O alcalde prefire non solicitar o convenio para poder seguir facendo política en contra da Xunta», sostienen los populares, que tampoco respaldaron la modificación de las ordenanzas de la basura y del agua.