
Diputación, UVigo, concellos y asociaciones impulsan estas iniciativas
23 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Reducir la factura energética y al mismo tiempo poner un grano de arena para frenar el cambio climático está en la hoja de ruta de muchos ciudadanos y también de administraciones y entidades públicas, en buena medida gracias al paraguas económico de la Unión Europea, que vincula la financiación de proyectos a estos mismos objetivos.En este contexto, garantizar el suministro energético de forma asumible y sostenible es un caramelo que se puede saborear con iniciativas como las comunidades energéticas renovables (CER), que deben constituirse como entidades sin ánimo de lucro para compartir el uso de paneles fotovoltaicos y recibir energía de forma autónoma.
Esta fórmula se extiende poco a poco en Galicia, aunque las comunidades energéticas que ya están funcionando se cuentan con los dedos de una mano y se encuentran en las provincias de Pontevedra (A Illa de Arousa y Ponte Caldelas) y Lugo (Xermade). Pero serán más, ya que ahora hay 42 legalizadas en la comunidad autónoma y en torno a la decena se reparten por la provincia coruñesa.
La mayor parte de ellas se tramitan en la Oficina de Transformación Enerxética (OTC) de Ames y a través del programa EC4Rural, impulsado por la Universidade de Vigo. La OTC amiense, financiada por la Diputación, el Concello y el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), abarca a los municipios de Ames, Brión, Negreira, Oroso, A Baña, Val do Dubra, Padrón, Muxía, Dodro, Rois, Vimianzo, Cee y Boiro. Y el proyecto auspiciado por la UVigo incluye a 22 municipios gallegos, ocho de ellos en la provincia (Mazaricos, Moeche, Monterroso, Ordes, Outes, Tordoia, Vedra y Vilasantar). Los concellos de Mazaricos y Vedra ya han constituido un «grupo impulsor», que en el caso del área compostelana ya cuenta con un espacio elegido para los paneles fotovoltaicos: la ludoteca municipal. A su vez, Moeche y Vilasantar dieron un paso más al constituir un «grupo tractor», lo que implica que ya disponen de una asociación legalmente constituida de la que forman parte vecinos, concellos y entidades locales.
Las ciudades de A Coruña y Santiago también están trabajando en proyectos de comunidades energéticas, al igual que Carballo y As Pontes, según confirma la OTC de Ames, que resalta que en su municipio anfitrión los proyectos que están más avanzados corresponden a las comunidades energéticas de Lens y de Aldea Nova. Al igual que Ames, el Concello de Frades, en la comarca ordense, proyecta constituir una comunidad energética aprovechando tejados e instalaciones municipales.
Melide también tendrá una comunidad energética, con un proyecto que surgió en una zona urbana y que, tras los primeros pasos vecinales, el Ayuntamiento les trasladó su apoyo cediendo el uso del espacio en el que colocar los paneles fotovoltaicos. Cabanas también tiene un proyecto vecinal avanzado, al igual que el núcleo de Porto do Cabo y Vilarmaior, y varias iniciativas en el área del Barbanza, con paneles en zonas industriales.
Las comunidades energéticas renovables permiten el aprovechamiento conjunto de la energía generada por paneles fotovoltaicos desde un radio de dos kilómetros, por lo que en muchos casos, los concellos apuestan por la cesión de tejados de edificios públicos para instalarlos.
Uno de los costes más elevados corresponde a la conexión a un centro de transformación, por lo que instalar estos paneles en zonas con este equipamiento ayuda, y mucho, a rebajar el gasto. El Concello de Ames lo tiene muy claro en este sentido, y por eso ha ofrecido los tejados su planta potabilizadora de agua y del cementerio municipal de Os Batáns para desarrollar comunidades energéticas en Lens y la urbanización Aldea Nova, que no tendrán que afrontar este desembolso porque ya disponen de este equipamiento.

Iván Andrade: «O acordo de Ames de uso de espazos públicos pode marcar o camiño»
La Oficina de Transformación Enerxética (OTC) de Ames comenzó a funcionar en octubre del año pasado. Ubicada en el polígono comercial de O Milladoiro, centra buena parte de su trabajo en informar sobre las ventajas de constituir una comunidad energética y asesorar en todo el procedimiento, incluidos los trámites administrativos y jurídicos, que no son precisamente sencillos.
Iván Andrade, coordinador de la OTC y director técnico de Energal, empresa gestora de la oficina amiense, considera muy relevante el papel que pueden hacer los concellos aportando espacios para instalar los paneles. Y por eso resalta el valor del acuerdo jurídico de Ames para regular el uso de tejados de edificios públicos para instalar los paneles.
«Ames é o primeiro concello cun acordo xurídico de uso de espazos públicos, e isto pode marcar o camiño», destaca, ya que uno de los problemas que ve para desarrollar estas comunidades «é que non hai marco xurídico, o único que existe é un parágrafo de unha directiva europea».
Superado el escollo jurídico, la apuesta en común de un grupo de personas es el siguiente reto, y en este sentido Iván Andrade cree que, aunque por razones de concentración demográfica las áreas urbanas serían ideales, el rural de Galicia tiene mucho camino recorrido: «En Galicia hai tres mil comunidades de montes, que en realidade son asociacións iguais que as comunidades enerxéticas», resalta.

Xosé Manuel Golpe: «Hai que formar á cidadanía no aforro e na cultura do consumo eficiente»
Xosé Manuel Golpe es consultor energético y presidente de la Asociación galega de comunidades enerxéticas. Y por su trabajo también impulsó la comunidad de Cabanas, legalmente constituida. Como técnico reconoce que «deberiamos ter un marco xurídico facilitador para estas iniciativas», si bien matiza que hay experiencias muy maduras, como la de Cabanas, que cumplimentó todos los trámites jurídicos y ahora busca cubiertas privadas. A su juicio, el principal problema es que las ayudas establecidas no se ajustan al espíritu de las comunidades energéticas renovables.
Golpe también resalta el proyecto de O Porto do Cabo, un núcleo con una tradición de asociacionismo muy potente y resolutivo, con viviendas repartidas por Valdoviño, Cedeira y Cerdido. Con su experiencia, este consultor señala que en Galicia se dan los polos opuestos en cuanto al uso de la energía: «Unha parte está moi concienciada por proxectos eólicos ao lado das súas casas e abraza as comunidades enerxéticas como unha solución e hai outra parte á que isto lles sona a chino».
«Unha das funcións dunha comunidade enerxética é formar á cidadanía no aforro e na cultura do consumo eficiente. E hai que traballar nun plano que nunca se menciona, que a electricidade só representa o 20 % do consumo do cidadán medio. O gran consumo está na mobilidade e a hai que implicar ás administracións», añade.