Diego Quintela: «Sempre serei un de vós»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSa SANTIAGO / LA VOZ

ARZÚA

 El club retira la camiseta con el número 23 del ala pívot de Arzúa

23 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Tribunero es una palabra que no aparece en el diccionario pero que se suele utilizar en el mundo del fútbol, más en Latinoamérica, para referirse a aquellos jugadores que buscan el aplauso fácil en la cancha o fuera de ella, con un regate bonito que no viene a cuento, con una carrera innecesaria, con un discurso vacuo pero bien recibido por la grada. Pero no es lo mismo generar efecto que ganarse el afecto.

Diego Quintela, que en agosto cumplirá 25 años y ayer dijo adiós al club en el que ha militado ocho temporadas, es la antítesis del tribunero. Quizás algún día vuelva a vestir la camiseta del Santiago Futsal. Y entonces bastará con bajarla del techo del pabellón y devolverle el dorsal 23 hasta que él quiera. Porque se ha ganado a pulso ese reconocimiento.

Compromiso y corazón

Tres años atrás, cuando el club adeudaba cinco mensualidades y el naufragio era una seria amenaza para la nave blanca, el Inter le hizo una oferta que le multiplicaba el salario y le garantizaba el futuro. Dijo no, porque no quería abandonar el barco aun a riesgo de zozobra. Algo de justicia divina tuvo de su lado, porque el pasado curso le llegó otra oferta irrenunciable, del Barça. Y esta vez la aceptó, ya que los trenes no suelen repetir.

En todo caso, cuando supo que el conjunto catalán quería que jugase cedido un año, de nuevo apostó por el Santiago Futsal. El Magna Navarra le ofrecía más dinero. Quintela tiró de corazón y de nuevo evidenció que, en su caso, no se cumple aquello de que entre el honor y el dinero lo segundo es lo primero.

Se va un capitán que se ganó los galones y que ha representado sin tacha los valores del club, un jugador que nunca se bajó del barco, nunca se borró de un partido, siempre remó al frente.

El Santiago ha sabido corresponderle con una sencilla y emotiva despedida, y con la retirada de su camiseta. Antes, pudo compartir unos minutos en pista con su hermano Daniel. Al final se llevó el aplauso sentido de un pabellón que esperó al homenaje.

En su discurso volvió a demostrar agradecimiento y lanzó un mensaje a la cantera: «Cheguei con 16 anos, sen saber nada de fútbol sala. Con 24, son internacional e fichei por un dos mellores clubs do mundo. Iso so pasa aquí, se fichades polo Santiago Futsal. Sempre serei un de vós». Sonó sincero, nada tribunero.