Todos han oído aquello de que segundas partes nunca han sido buenas. Máxima del refranero patrio que se adaptaba con facilidad a temas deportivos. Y que también ha formado parte de muchos relatos de lo que ahora conocemos como come back, verbigracia de los anglicismos que copan más de una crónica, por muy autóctonos que sean los protagonistas.
Eso sí, todas esas normativas tienen su excepción y, hoy, hablando con el entrenador del líder de la Tercera RFEF, caí en la cuenta que los refranes no van con su trabajo. Javi Rey -no, no es actor gallego de éxito-, ya es un viejo conocido en el banquillo del Centro de Deportes Barco, por mucho que sea uno de los técnicos jóvenes -generación del 85- y más prometedores del panorama autonómico. En Valdeorras le dieron la oportunidad en Primera Autonómica, cuando el club iniciaba su relanzamiento. Después siguió progresando en el Nogueira de Ramuín y, de vuelta a Calabagueiros, su segunda etapa fue más larga y exitosa que la anterior. Al histórico ascenso a Tercera, título de Preferente mediante, se unieron tres sólidos cursos en la categoría nacional, a los que siguieron las experiencias en el Céltiga y el Arzúa.
O Barco y Javi. Javi y O Barco. Otra manida frase, no hay dos sin tres. ¿Quién dijo miedo? La plantilla tiene muchos quilates, pero la batuta del míster vuelve a funcionar, cinco de cinco y dedos cruzados, porque él, como don erre que erre: «Esto es muy largo». Y tanto, más cuando todos miran al equipo de moda y a sus goleadores. Pero, insisto, nadie dijo que esto fuera fácil. De momento, el Barco viaja a toda vela, incluso en las terceras partes.