
Desde su frutería de la ronda de Monte Alto de A Coruña vende a medio mundo a través de su web
05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Disfruta con su trabajo. «Soy una tía muy inquieta y la cabeza no me para. En el 2019 cree la página web de la frutería y no es para jubilarse, pero funciona bien y es un complemento. Hasta le vendí naranjas a un valenciano desde Monte Alto. Creo que en las grandes ciudades se va perdiendo lo de la tienda de barrio de confianza, y la fruta en las grandes superficies es más cara. Es una página sencilla porque es la que me gusta a mí, sota, caballo y rey. Aunque da trabajo, porque los precios de la fruta son muy volubles y hay que ir cambiándolos», asegura Ana Belén López García, de madre de Boimorto y padre de Mesía. Desde el 2001 regenta su negocio en la ronda de Monte Alto, una tienda en la que hay clientas que van a hablar con ella y a contarle sus cosas, decenas de personas le hacen pedidos vía WhatsApp, además de los muchos que le llegan a través de la web. «Si pierdo el móvil, pierdo mi vida. Me gusta que la gente confíe en lo que le vendo sin tocar el producto. Es resultado del trabajo de muchos años», analiza. Son las cuatro y media de la tarde y charlamos en la cafetería-restaurante Finisterrae, cerca de su tienda y de la torre de Hércules.
La fruta, de familia
Vivió en O Burgo y en Vilaboa siendo una niña. Cursó el FP de Auxiliar de Clínica en el colegio Nebrija, y el de Técnico de Laboratorio en el Ánxel Casal. Preparó unas oposiciones y se fue a examinar a Silleda, pero le faltaban los puntos de una experiencia sanitaria que no tenía. Arturo, su padre, y su tío Luis estaban al frente de la empresa de frutas Hermanos López y parece que el futuro de Belén estaba encaminado al sector. «Mi padre se jubiló y mi tío lo hará en breve. Ahora me levanto a las siete de la mañana porque va él al Mercado de Frutas, pero después tendré que madrugar una hora más para ir yo», comenta. Dice que lo primero que hace al llegar al negocio, antes de abrir, es recibir la mercancía y colocarla. Hace la lista con los precios, se los remite a sus clientes y prepara los pedidos que ya tiene. «Esta Navidad le envíe productos a media España, fue una locura. Brasileños y colombianos piden mucho la berza rizada. Ahora mismo hay mucha nabiza de invernadero. Si quieres grelo de verdad, olvídate hasta febrero o, a lo mejor, finales de enero», destaca la experta. Pero a través de su página web también vende productos cárnicos que no despacha en su frutería. «Se me ocurrió incluir lo de una carnicería de confianza que envasa al vacío y todo llega fenomenal», explica mientras echa un vistazo al móvil, al que no paran de llegar mensajes.
El trato con la gente
Se sorprende cuando le pregunto si le gusta la fruta. «Tomo mandarinas, plátanos y fruta de hueso cuando la hay», apunta. Estamos a punto de acabar las fiestas de Navidad y no sabe si la cuesta de enero será muy frutera. «Sí que es cierto que la gente se suele cuidar más, pero en mi sector no hay un mes igual a los otros. Puede que sea mejor que el año pasado o no. No se puede asegurar. Hay que sobrevivir, pagar recibos, autónomos e intentar llevarte un sueldo para casa», resume. Le gusta caminar y cierra los miércoles por la tarde para respirar un poco. «Estuve 13 años sin vacaciones, pero hace unos meses cerré cinco días y me fui a Canarias», confiesa Belén, una luchadora de 45 años que disfruta del terraceo con sus buenos amigos y de las series. Pero en la tienda también se lo pasa bien y hace labor social. «Hay que escuchar a la gente mayor porque está muy sola. Me dan el móvil para que les pida cita en la aplicación del Sergas. También entran personas preguntando si sé de algún piso por la zona para alquilar... Me gusta el trato con la gente y, en especial, con la veterana», reconoce. Terminamos el encuentro y se empeña en pagar los cafés. Es una mujer de carácter. Se la ve con prisa porque tiene que abrir el negocio, una de esas tiendas de barrio maravillosas.